EN BREVE:
Mujeres y hombres viven, ejercen y perciben la violencia e inseguridad de manera diferente, debido a como experimentan la inseguridad. Esto está relacionado con la construcción de las identidades de género y las desigualdades de género que existen en nuestras sociedades donde la violencia contra la mujer se ha “normalizado” y, en muchas sociedades, se mantiene invisible en las políticas de seguridad.
La seguridad ciudadana no debe verse exclusivamente en función de los índices de delito y violencia: homicidio, robo y hurto, tráfico de drogas. Integrar otros indicadores relacionados con violencia contra las mujeres, como por ejemplo femicidio y acoso callejero ayudaría a que las políticas de seguridad ciudadana se orienten a soluciones más integrales que incluyan la mejora de la calidad de vida de la toda población, la acción comunitaria para la prevención del delito y la violencia, una justicia accesible, ágil y eficaz para todos y todas, una educación que se base en valores de convivencia pacífica, en el respeto a la ley, en la tolerancia y en la construcción de cohesión social (PNUD, 2014). Cada una de estas dimensiones, tiene una perspectiva y diferenciación de género.