La calidad institucional y democrática de Uruguay es ejemplar en la región, no obstante, los patrones masculinos en áreas de mayor influencia dificultan el acceso y presencia de mujeres en los cargos políticos y de representación popular, fomentado, en gran medida, por argumentos basados en mitos de la dirigencia política masculina: «Las mujeres no están dispuestas ni preparadas, no les interesa la política». Esta situación crea un estatus de inseguridad e inferioridad en las mujeres que se refleja en el bajo número de candidatas. Ante esta situación el PNUD ha impulsado el proyecto de formación «De Militantes a Candidatas» para reducir las brechas de desigualdad.

 

 

Uruguay se destaca en la región por la calidad de su democracia y el buen desempeño de sus instituciones en diversas mediciones regionales. Pero algo empaña esa imagen y la convierte en un espejismo: la profunda y persistente desigualdad entre hombres y mujeres en el acceso y presencia de mujeres y hombres en los cargos políticos y de representación popular.

La llamada “ley de cuotas” aprobada el año 2009, aplicada por primera y única vez en las elecciones de 2014-2015, fue un tímido, pero relevante movimiento para comenzar a revertir esta situación. Su impacto fue limitado, pero dejó una serie de aprendizajes que tienen que reorientar las estrategias para alcanzar la paridad política. La pasada campaña electoral mostró la difícil negociación entre partidos políticos para configurar las listas electorales tomando en cuenta el complejo sistema electoral uruguayo. En estas negociaciones, la participación de las mujeres sigue siendo moneda de cambio.

Venciendo mitos: no hay mujeres dispuestas

Uno  de los argumentos recurrentes de la dirigencia política masculina, es el típico mito de “no hay mujeres dispuestas, no hay mujeres preparadas, no hay mujeres a las que les interese realmente la política”.

Sin embargo, en el país se ha generado en los últimos años evidencia sobre la importante participación de las mujeres en la militancia de los partidos políticos. Se ha demostrado que se integran muy activamente en calidad de militantes y en particular en una modalidad de cercanía con la ciudadanía. Ahora bien, en el momento de escalar posiciones se van quedando por el camino y pocas pueden llegar a ser candidatas, siendo la mayoría de las veces invisibilizadas en su aportación al resultado final del partido o sector del que se trate.

Analizado este escenario, el PNUD en Uruguay comenzó a desarrollar una estrategia centrada en la construcción y fortalecimiento de la “oferta” de candidatas.

De militantes a candidatas

De “Militantes a candidatas”, así se llamaba la primera convocatoria que lanzó el PNUD, convocando a mujeres de todos los partidos a desarrollar habilidades para superar los obstáculos que el devenir político les impone y para posicionarse como mujeres con “ambición” sin dejar de promover la agenda de la igualdad de género en su trayectoria y prácticas políticas. Tras este primer proceso algunas de las participantes se integraron a un contingente de mujeres candidatas que salieron a hacer campaña.

En este contexto el PNUD volvió a convocarlas junto con otras que habían logrado, en muchos de los casos por efecto de la ley de cuotas, estar en lugares “salibles” de las listas. Esta nueva convocatoria se llevó a cabo para brindarles elementos que les permitieran mejorar su desempeño en la campaña electoral: marcar presencia, hacer política, ganar liderazgo y captar votos y votantes.

La formación se realizó en el transcurso de un mes con el objetivo de fortalecer las capacidades y competencias de 40 mujeres políticas (10 de cada partido) que tenían posibilidad real de lograr un espacio privilegiado en el escenario político durante la legislatura 2015-2020. El criterio de selección se realizó a través de mecanismos internos de los propios partidos. En cuanto a los contenidos del proceso de formación, se centraron en las capacidades para mejorar el diálogo con  los votantes, las presentaciones públicas y la presencia en ámbitos mediáticos, partiendo de la construcción de identidad de la candidata.

El programa de trabajo se articuló en cuatro etapas: i) lanzamiento y taller motivacional, ii) configuración del perfil de cada candidata (desde su ingreso al campo de la política), iii) competencias para el escenario público (ABC para relacionarse con los medios, el cuerpo y la comunicación no verbal, el humor, simulacros) y iv) cierre público del proceso con dirigentes partidarios.

Perdiendo el miedo: La voz de las mujeres políticas

“El curso me permitió adquirir herramientas fundamentales para animarme a ser candidata, por decirlo con un poco de humor pero con realismo, me salvó la vida”, dijo Lucía Lago, candidata de la lista 3311 del Frente Amplio.

“La sola idea de hablar en un acto o enfrentar un medio de prensa hacía que me temblaran las piernas, me venía un miedo terrible, angustia, me paralizaba. A las mujeres nos pasa que nos sentimos tan presionadas a hacerlo bien, que tenemos miedo a equivocarnos, a hacer el ridículo, y al final no nos animamos. Y en mi caso, que soy mujer y joven, está ese plus de no tener gran trayectoria”, comentó.

“Al estar simultáneamente en campaña, la aplicación de los aprendizajes fue inmediata. Ya no se me estrujaba el pecho cuando me planteaban de ir a la radio o hacer un móvil de televisión; claro que los miedos siguen, pero no al punto de anularme. Trabajar con periodistas de verdad y estar en situaciones de verdad nos hizo ver que son personas que hacen su trabajo. Ellos nos brindaron pautas sobre cómo vincularnos y cuidar la relación”, agregó.

Magdalena Straneo integró una lista al Senado por el Partido Nacional y es la coordinadora del equipo económico de dicha fuerza política. Sostuvo que “estamos en un país muy lejos de un equilibrio de género”, por lo que esta formación era “necesaria, aplicable y muy valiosa, porque además nos enfrentamos mediante simulacros a cotidianas experiencias de las que una tiene que vivir en el lugar en el que nos encontramos”.

La Dra. Carolina Ache Batlle, candidata del Partido Colorado, dijo que el curso le aportó “herramientas prácticas reales para desempeñarme en todos los ámbitos de la prensa. Por si fuera poco las prácticas se hicieron con periodistas de renombre en Uruguay, lo que por supuesto fue una oportunidad increíble para todas”.Ana Cristina García fue candidata a diputada por el Partido Independiente y opinó que mediante el curso pasó “de participante a protagonista. Ningún aprendizaje ocurre con éxito si no existe antes la motivación en el aprendiente. Ésta fue una de las grandes fortalezas del programa, la gran capacidad de los/as entrenadores/as para lograr motivarnos. Una vez despierta la curiosidad y la inquietud por ‘perder el miedo’ se allanó el camino para quitar el velo que me impedía reconocerme en mis saberes primero. Y mostrarlos después, junto con mis talentos, mis capacidades y virtudes; que hasta el momento permanecían ocultas, o dormidas”.

“Puedo decir que fue una Ana Cristina la que comenzó con esta experiencia, y otra, mucho más fuerte y segura, la que la culminó. Pasar por un programa que logre tantos cambios internos, genera una gratitud difícil de expresar. Gracias por enseñarme que la clave está en mí”, concluyó.

 

 

A futuro

El PNUD en Uruguay ha transitado por varias experiencias innovadoras en materia de empoderamiento y participación política de las mujeres. Es todavía sin ninguna duda, una agenda vigente y relevante. Es así que la estrategia de cooperación seguirá profundizando en el desarrollo de competencias individuales y colectivas para avanzar en sus trayectorias. Con mujeres que “operan” tanto en la política nacional como en la local. Asimismo, la evaluación de la “ley de cuotas”, la generación de información, la incidencia en la elaboración de una nueva ley que se oriente a la paridad y la comunicación estratégica serán componentes de acción en el marco del proyecto ATENEA que se lleva adelante conjuntamente con ONU Mujeres. La Bancada Bicameral Femenina seguirá siendo apoyada de modo de avanzar en términos de representación sustantiva, consolidación y expansión de la agenda de igualdad de género.

 

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