La igualdad de género supone el pleno y universal derecho de hombres y mujeres al disfrute de la ciudadanía, no solamente política sino también civil y social. Ello no significa que mujeres y hombres deban convertirse en iguales, sino que sus derechos, responsabilidades y oportunidades no dependan de si han nacido hombres o mujeres. El medio para lograr la igualdad es la equidad de género, entendida como la justicia en el tratamiento a mujeres y hombres de acuerdo a sus respectivas necesidades.

Esta convicción ha motivado la lucha histórica de organizaciones de mujeres y feministas en el último siglo. La creación del concepto de género en los años setenta significó un cambio epistemológico sin precedentes y dio lugar a la creación de un amplio conjunto de teorías, enfoques y herramientas que han hecho posible que los distintos actores del desarrollo hayan involucrado paulatinamente en su cotidianidad la noción de igualdad de género.

La IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres, realizada en Beijing en 1995, supuso nuevos avances al lograr que la comunidad internacional manifestara su compromiso para alcanzar la igualdad de derechos entre mujeres y hombres. Para ello se identificaron dos estrategias: el mainstreaming de género en todos los procesos de toma de decisiones y en la ejecución de políticas y la estrategia del empoderamiento de las mujeres.

La lucha por la igualdad de género ha sido y es un proceso revolucionario sin precedentes. Sin embargo, siguen quedando muchos retos pendientes en relación a la segregación laboral, la desigualdad salarial, la violencia contra las mujeres, la participación política, la pobreza, la educación, etc. Es sumamente importante que sigamos dando pasos hacia adelante, para conseguir que mujeres y hombres puedan gozar en igualdad de oportunidades y desarrollar libremente todas sus capacidades.

En marzo de 2015, en el 59 periodo de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujeres, se realizará un examen de los progresos en las implementación de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, veinte años después de su adopción. También se evaluarán los desafíos actuales para su aplicación y las oportunidades que se abren para la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en la nueva agenda de desarrollo posterior a 2015. Este examen se realizará a escala nacional, regional y mundial.

Nuestro trabajo en este área se orienta a:

• Generar aportes conceptuales y metodológicos que permitan avanzar en la práctica de la igualdad y la no discriminación.

• Facilitar espacios de intercambio y diálogo sobre esta temática con diversidad de actores.

• Mostrar evidencias sobre las desigualdades de género persistentes de cara a definir estrategias más efectivas.

• Apoyar a los países en el cumplimiento de los compromisos internacionales en materia de igualdad y no discriminación.

• Posicionar el tema de la igualdad de género en nuestra articulación con actores y socios para darle relevancia política y técnica así como los recursos necesarios.

• Contribuir a mostrar la heterogeneidad y diversidad existente entre hombres y mujeres y cómo esto se traduce en dobles y triples discriminaciones (por su edad, etnia/raza, orientación sexual, identidad de género, etc.)

 

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