América Latina y el Caribe muestra un alto nivel de Desarrollo Humano, pero la región cae más del 20 % una vez que se toma en cuenta la desigualdad; la brecha entre mujeres y hombres es la más baja entre las regiones en desarrollo, pero el embarazo adolescente sigue siendo un desafío

 

Nueva York, 14 de septiembre de 2018 – Noruega, Suiza, Australia, Irlanda y Alemania lideran el ranking de 189 países y territorios en el último Índice de Desarrollo Humano (IDH),publicado hoy por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), mientras que Níger, la República Centroafricana, Sudán del Sur, el Chad y Burundi han recibido las puntuaciones más bajas en la medición del IDH, que refleja los logros nacionales en materia de salud, educación y nivel de ingresos.

A nivel global, la tendencia general es de una mejora continuada en materia de desarrollo humano, con muchos países ascendiendo de categoría. De los 189 países para los que se calcula el IDH, 59 se encuentran en la actualidad en el grupo de desarrollo humano muy alto, y solo 38 países pertenecen al grupo de IDH bajo. Hace tan solo ocho años, en 2010, estas cifras eran de 46 y 49 países respectivamente.

 

América Latina y el Caribe tienen, en promedio, un nivel de desarrollo humano alto, solo por detrás de Europa y Asia Central. Sin embargo, cuando se ajusta por la desigualdad, el IDH de la región se reduce un 21,8% debido a la distribución desigual de los avances, en particular de los ingresos. La región tiene la menor brecha entre hombres y mujeres en el IDH con un 2%, por debajo del promedio mundial del 6%. Sin embargo, tiene la segunda tasa de natalidad entre adolescentes más alta y el índice de participación en el mercado laboral de las mujeres es considerablemente menor que el de los hombres (51,6 frente al 77,5%).

 

Ranking de países – Irlanda ha experimentado el mayor ascenso en la clasificación del IDH, para el periodo 2012- 2017, escalando13 puestos; seguida de Turquía, la República Dominicana y Botswana que también han subido ocho puestos en la clasificación. Los tres descensos más pronunciados en el ranking del desarrollo humano están protagonizados por países en conflicto: la República Árabe Siria experimentó el mayor descenso en la clasificación según el IDH (27 puestos), seguida por Libia (26 puestos) y Yemen (20 puestos).

Los movimientos en el IDH están motivados por cambios en materia de salud, educación e ingresos. La salud ha mejorado considerablemente, tal y como se refleja en la esperanza de vida al nacer, que ha aumentado casi siete años a nivel global desde 1990. África Subsahariana y Asia Meridional han logrado los mayores progresos, en este ámbito, al experimentar un aumento de alrededor de 11 años. Asimismo, los niños que se encuentran en edad escolar en la actualidad pueden esperar permanecer en la escuela durante 3,4 años más que los de 1990.

 

La desigualdad entre los países y dentro de ellos sigue siendo un lastre para el progreso.

Los niveles promedio del IDH han aumentado de manera considerable desde 1990 – un 22% a nivel global y un 51% en los países menos desarrollados-, lo cual significa que, de media, las personas hoy viven más, tienen un nivel educativo más alto y cuentan con mayores ingresos. Sin embargo, sigue habiendo diferencias importantes en el bienestar de las personas de todo el mundo.

 

Un niño nacido hoy en Noruega, el país a la cabeza del IDH, tiene una esperanza de vida de más de 82 años y estará escolarizado durante casi 18 años. Mientras que un niño nacido en Níger, el país que ocupa el último puesto en el IDH, tiene una esperanza de vida de 60 años y estará escolarizado solo durante cinco. Estas diferencias tan reveladoras son un patrón que se repite.

 

En promedio, un niño nacido en un país con un índice de desarrollo bajo tiene una esperanza de vida de poco más de 60 años, 19 años menos que un niño de un país del grupo de desarrollo humano muy alto, donde la esperanza de vida media es de casi de 80 años. De igual forma, los niños de los países con desarrollo humano muy alto permanecerán escolarizados durante siete años más que los que viven en países con desarrollo humano bajo”, afirma Achim Steiner, Administrador del PNUD. ”Si bien estas estadísticas presentan por sí mismas una cruda  imagen, hablan también de la tragedia de millones de personas cuyas vidas se ven afectadas por la desigualdad y la pérdida de oportunidades, y ninguna de estas resulta inevitable”.

 

Un análisis desglosado de los indicadores del IDH muestra una distribución desigual de los logros en educación, esperanza de vida e ingresos también dentro de los países. El índice de Desarrollo Humano ajustado por la Desigualdad nos permite comparar los niveles de desigualdad dentro de cada país: cuanto mayor es esta desigualdad, mayor es el descenso del IDH del país.

 

A pesar de que muchos los países se registran niveles de desigualdades importantes, incluidos algunos de los más ricos, estas disparidades causan mayores estragos en los países con niveles de desarrollo humano más bajos. Así, los países con desarrollo humano bajo y medio pierden, respectivamente, un 31 y un 25% de su nivel de desarrollo humano debido a la desigualdad, mientras que, en el caso de los países con un desarrollo humano muy alto, la pérdida promedio es del 11%.

“Aunque hay motivos para ser optimistas sobre la reducción de la disparidad, la considerable desigualdad en el bienestar de las personas sigue siendo inadmisible. La desigualdad, en todas sus formas y dimensiones, entre países y dentro de ellos, limita las opciones y oportunidades de las personas y frena el progreso”, afirma Selim Jahan, director de la Oficina del Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD.

 

La brecha de género en las edades más tempranas se está estrechando, pero persiste durante la edad adulta.Una fuente clave de desigualdad en los países es la brecha en las oportunidades, acceso a los logros y empoderamiento entre mujeres y hombres. A nivel mundial, el IDH promedio para las mujeres es un 6% inferior al de los hombres, debido a la menor educación y a los ingresos inferiores de las mujeres en muchos países.

 

Aunque a nivel global se han logrado avances encomiables en el número de niñas escolarizadas, sigue habiendo grandes diferencias en otros aspectos clave de la vida entre mujeres y hombres; y el empoderamiento de las mujeres sigue siendo un reto.

 

Los índices de participación en el mercado laboral de las mujeres a nivel global son menores que los de los hombres, 49% frente al 75% respectivamente. Y cuando las mujeres participan en el mercado laboral, sus tasas de desempleo son un 24% mayores que la de los de los hombres. Las mujeres también realizan más trabajos domésticos y de cuidados no remunerados.

 

En general, el porcentaje de escaños parlamentarios ocupados por mujeres sigue siendo bajo, aunque varía según las diferentes regiones: del 17.5% and 18% en el Asia Meridional y los Estados Árabes; al 29% en América Latina y el Caribe y en los países de la OCDE. La violencia contra las mujeres afecta a todas las sociedades, y, en algunas regiones, el matrimonio infantil y la alta tasa de natalidad entre las adolescentes menoscaban las oportunidades de muchas niñas y mujeres jóvenes. En Asia Meridional, el 29% de mujeres entre 20 y 24 años se casaron antes de los 18 años.

 

La tasa de natalidad alta entre las adolescentes, la maternidad temprana, la pobreza y el acceso desigual a los servicios sanitarios prenatales y posnatales tienen también como consecuencia altos índice de mortalidad materna. La tasa de natalidad entre adolescentes en África Subsahariana, 101 de cada 1.000 nacidos vivos, supera el doble del promedio mundial, 44 de cada 1.000 nacidos vivos. América Latina y el Caribe tiene la segunda tasa más alta con 62 de cada 1.000 nacidos vivos. Aunque el índice de mortalidad materna en África Subsahariana es de 549 por cada 100.000 nacidos vivos, algunos países de la región como Cabo Verde han alcanzado un índice mucho menor (42 muertes por cada 100.000 nacidos vivos).

 

La calidad del desarrollo más allá del IDH.

 

Existe también una variación considerable entre países respecto a la calidad de la educación, la sanidad y otros aspectos claves de la vida.

En África Subsahariana, hay un promedio de 39 alumnos de primaria por docente, seguida por Asia Meridional, con 35 alumnos por docente. Mientras tanto, en los países de la OCDE, en Asia Oriental y el Pacífico, Europa y Asia Central, el promedio es de un docente por cada 16-18 alumnos de primaria.  Además, mientras que en los países de la OCDE, Asia Oriental y el Pacífico hay en promedio 29 y 28 médicos por cada 10.000 personas; en Asia Meridional solo hay ocho y en África Subsahariana la cifra ni siquiera llega a dos.

“La atención a nivel mundial se centra, mayormente, en datos que solo cuentan parte de la historia de la vida de las personas. Por ejemplo, cada vez resulta más evidente que no basta con contar cuántos niños están escolarizados, sino que también es necesario saber si de verdad están aprendiendo. El enfoque en la calidad es crucial para fomentar un avance del desarrollo humano sostenido y sostenible”, concluye el Sr. Jahan.

 

Tendencias clave en desarrollo en otras regiones, tal y como muestra el IDH y otros índices de desarrollo humano:

 

  • Estados Árabes: La región ha experimentado un incremento del 25,5% en su valor del IDH desde 1990. Sin embargo, los Estados Árabes pierden un 25% del HDI regional cuando éste es ajustado por desigualdad. La región también ostenta la segunda mayor brecha de género de todas las regiones en desarrollo según el Índice de Desarrollo de Género (con una brecha en el IDH del 14,5% entre hombres y mujeres). La participación de la mujer en el mercado laboral es la más baja de todas las regiones en desarrollo con un 21%.
  • Asia Oriental y el Pacífico: La región ha registrado el segundo mayor crecimiento en el IDH entre 1990 y 2017, con un 41,8%. Sin embargo, cuando se ajusta por la desigualdad, experimenta el IDH de la región una pérdida del 15,6%. Aunque la brecha de género en el IDH de hombres y mujeres es del 4,3%, por debajo de la media mundial del 6%, el porcentaje de escaños parlamentarios ocupados por mujeres sigue siendo uno de los más bajos de las regiones en desarrollo, con un 19,8%, en contraste con la media global, del 23,5%.

 

  • Europa y Asia Central: La región tiene un valor del IDH promedio del 0,771, el mayor entre las regiones en desarrollo. La región también muestra el menor descenso total en IDH por desigualdad, un 11,7%, similar a la cifra de los países de la OCDE (11,9%). También registra las cifras de desigualdad más bajas entre hombres y mujeres, entre las regiones en desarrollo según la calificación del Índice Desarrollo de Género. Sin embargo, el índice de participación en el mercado laboral de las mujeres sigue siendo mucho menor que el de los hombres (45,5 frente al 70,3%) y las mujeres solo ocupan un 20,7% de escaños parlamentarios.
  • Asia Meridional: Asia Meridional ha experimentado el crecimiento del IDH más rápido entre las regiones en desarrollo, con un aumento del 45,3% desde 1990. Durante este período, la esperanza de vida ha crecido 10,8 años, y los años esperados de escolarización han aumentado un 21%. El descenso en el IDH ajustado por la desigualdad es de aproximadamente el 26%. Asia Meridional tiene la mayor brecha entre hombres y mujeres del IDH, con un 16,3%.

 

  • África Subsahariana: La región ha experimentado un ascenso del 35% en el IDH desde 1990. Doce países de la región se encuentran actualmente en el grupo de desarrollo humano medio, y otros cuatro países (Botswana, Gabón, Mauricio y Seychelles) se encuentran en el grupo desarrollo humano alto. África Subsahariana ostenta la mayor pérdida regional debido a la desigualdad (31%). Rwanda ostenta el mayor porcentaje de escaños parlamentarios ocupados por mujeres del mundo (55,7%).

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ACERCA DEL IDH: El Índice de Desarrollo Humano (IDH) se introdujo en el Informe sobre Desarrollo Humano en 1990 como una medición compuesta del desarrollo como contrapartida a las evaluaciones de progreso nacional basadas en aspectos puramente económicos. El IDH abarca 189 países y territorios. Las Islas Marshall se han incorporación recientemente. No ha sido posible calcular el IDH de la República Popular Democrática de Corea, Mónaco, Nauru, San Marino, Somalia y Tuvalu. Los valores y las clasificaciones del IDH, tal y como se presentan en la Tabla 1 de la Actualización estadística, se calculan mediante los datos comparables a nivel internacional más recientes en materia de sanidad, educación e ingresos. Los valores y las clasificaciones del IDH anteriores se vuelven a calcular de forma retroactiva mediante los mismos conjuntos de datos actualizados y las metodologías actuales, tal y como se presenta en la Tabla 2 de la Actualización estadística. Por tanto, los valores y las clasificaciones del IDH de la Actualización estadística de 2018 no se pueden comparar directamente a los valores y las clasificaciones del IDH publicados en Informes sobre Desarrollo Humano anteriores.

Índices e indicadores del desarrollo humano: Actualización estadística de 2018

http://hdr.undp.org/en/2018-update

Acceso a los materiales de prensa completos en todos los idiomas oficiales de las Naciones Unidas

http://hdr.undp.org/en/content/2018-human-development-indicators-media-package

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