El lenguaje es un producto social e histórico que influye en nuestra percepción de la realidad, condicionando nuestro pensamiento y determinando nuestra visión del mundo. Según Teresa Meana: “Los efectos que producen en la lengua el sexismo y el androcentrismo se podrían agrupar en dos fenómenos. Por un lado, el silencio sobre la existencia de las mujeres, la invisibilidad, el ocultamiento, la exclusión. Por otro la expresión del desprecio, del odio, de la consideración de las mujeres como subalternas, como sujetos de segunda categoría, como subordinadas o dependientes de los hombres”. Es por eso que el lenguaje es una herramienta imprescindible para la visibilización de las mujeres, de modo que es necesario que ellas estén presentes en la lengua y no a través de un lenguaje androcéntrico (visión del mundo que sitúa al hombre como centro de todas las cosas).

La oficina de Chile, en el desafío por avanzar hacia la igualdad de género en todo su quehacer, y conscientes de la importancia de la adecuada utilización del lenguaje, desarrolló un taller sobre “lenguaje no sexista e inclusivo”, dirigido a todo el equipo de la PNUD. Este curso nace de la necesidad de realizar un análisis de género profundo a cerca de la producción y elaboración de los materiales, publicaciones u otras formas de comunicación que se generan en el ámbito laboral.

 

Entendemos por lenguaje no sexista, aquel que no resulta ser discriminatorio por razón de sexo y por lenguaje inclusivo, aquel que nombra a las personas desde la independencia de sus características (edad, género, etnia, discapacidad), desde un enfoque no estereotipado y de dignidad humana (Acción empresas; WBCSD, fundación descúbreme, 2019).

 

Para el desarrollo de esta actividad revisamos la guía del PNUD con los 10 principios de comunicación género responsiva  y materiales disponibles en la web.

 

A partir de ello se identificó un conjunto de pautas a considerar, tales como:

 

  • El orden define poder, ir alternando: Las mujeres y los hombres, los niños y las niñas
  • Usar términos metonímicos: Utilizar ciudadanía, en lugar de los ciudadanos
  • Utilizar formas reflexivas: Utilizar no se puede fumar, en vez de, los trabajadores no pueden fumar
  • Usar pronombre: Usar quienes reúnan las características, en lugar de, los empleados que reúnan las características
  • Quitar el artículo y determinante en los sustantivos neutros: Usar especialistas del sector, en vez de, los especialistas del sector
  • Evitar el uso @, y el uso de “/” y “-“, limitarlo a formularios
  • Al elegir una imagen o fotografía, prestar atención a no especificar roles tradicionales de género y destacar la diversidad y heterogeneidad.

Cabe destacar que esta formación ha fortalecido el compromiso activo de la oficina con la igualdad de género y en especial, con la importancia del lenguaje.

 

Tal y como señala la lingüista Eulalia Lledó «El lenguaje no es sexista en sí mismo, pero sí lo es su utilización». Por eso si se usa correctamente, es una gran herramienta para el cambio y la visibilización de las mujeres.