Leila Vega estudió filosofia, salió de su pueblo en los Montes de María en busca de un sueño, el sueño de la libertad. Criada en una pequeña vereda, esta mujer campesina, filósofa y poeta hoy lidera una iniciativa para recuperas sus semillas tradicionales y mostrarle al mundo sus productos y la gastronomía de sus ancestros, mientras conservan el bosque seco, uno de los ecosistemas en mayor peligro de desaparecer en Colombia.
Panoramica de los Montes de María en el norte de Colombia.
“A raíz del conflicto donde se dieron tantos hechos de sangre hubo mucho miedo y desplazamiento, nosotros salimos de nuestra tierra y regresamos de a poco, primero íbamos un día y nos regresamos en la noche al pueblo, y desde hace dos años nos quedamos, » afirma Leila.
Leila trabaja de sol a sol en estos cultivos. Es su oportunidad para mejorar su vida.
LA DIVERSIDAD DEL BOSQUE
Ella y 42 familias de tres organizaciones de San Jacinto y San Juan Nepomuceno en los Montes de María vienen trabajando en la conservación del bosque seco que protege el agua para sus cultivos, y en la recuperación de especies de la agro y biodiversidad que sólo quedaban en las huertas de las abuelas.
“Nosotros somos pioneros en los temas de conservación del bosque seco, el cuidado de las microcuencas y la fauna y flora de la región. Ahora estamos trabajando en el rescate de las semillas tradicionales que estaban perdidas, como los fríjoles. Estas semillas sólo crecen en esta zona y dependen del bosque para sobrevivir.”
Cultivos de variedades de leguminosas entre frijol. caraotas y guandules nativos.
“Yo vivo con mi mamá, mi esposo y mi hijo de 10 años, el estudia, pero cuando puede me acompaña a las fincas y a las reuniones, aunque quiero que estudie lo que él decida, esto le sirve para ver que el campo también es una posibilidad, por eso regresé, porque aquí soy yo misma y a veces la vida lo lleva a donde uno tiene que estar”.
Cultivo de ñame morado en la Vereda Raiceros, San Jacinto, Bolívar.
En 2018, las asociaciones que participan en el Proyecto”Conservación y uso sostenible del bosque seco”, implementado por el PNUD y financiado por el GEF, establecieron 5.5 hectáreas de cultivos de especies nativas con medidas de adaptación al cambio climático, están incorporando innovaciones en las tranformación de los productos como el desarrollo de harina de ñame y ñame empacado al vacío, y fortalecieron un laboratorio de reproducción in vitro de semilla de ñame.
Hombres y mujeres le apuestan al trabajo en el campo y a la conservación del bosque.
Hoy 488 familias son guardianes del bosque seco en el Caribe y la región Andina. Ellos han recuperado más de 1000 hectáreas y las mujeres han sido líderes de este proceso. Ya sea monitoreando el bosque, cuidando los viveros, sembrando las plantas, recuperando sus semillas y sus historias; las guardianas del bosque seco como Leila trabajan en el campo demostrando que con sus manos y sus sonrisas se construye un futuro mejor para todos.
“Uno de mis sueños es que todo este tema de la paz se consolide, que queden atrás esos miedos, la guerra fue un hijo no deseado que no debemos olvidar, pero nuestra meta es un futuro con nuestros bosques hermosos y llenos de vida y una diversidad de productos que podemos vender en todos los lugares del mundo, para mejorar nuestra calidad de vida”
Atardecer en la vereda Raíceros.
Fuente:https://pnudcolombia.exposure.co/el-retorno-de-las-semillas-criollas-a-los-montes-de-maria