Dentro de la celebración del 25 de noviembre y en el marco de la Campaña por 16 días de activismo las empresas latinoamericanas se unen en contra de la violencia hacia las mujeres. La Comunidad de Sellos de Igualdad de Género y la Red de Empresas por la Igualdad de Género de América Latina  han decidido promover acciones con empresas públicas y privadas asentadas para poner fin a la violencia contra las mujeres en nuestra región.

Foto: Laura Jiménez Moreno

 

Dentro de la celebración del 25 de noviembre y en el marco de la Campaña por 16 días de activismo las empresas latinoamericanas se unen en contra de la violencia hacia las mujeres. La Comunidad de Sellos de Igualdad de Género[1] y la Red de Empresas por la Igualdad de Género de América Latina y el Caribe que coordina el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) han decidido promover acciones con empresas públicas y privadas asentadas en América Latina y el Caribe para poner fin a la violencia contra las mujeres en nuestra región.

 

La violencia contra las mujeres es la manifestación más aguda de la desigualdad de género que persiste en nuestras sociedades. En la región, dos de cada tres mujeres sufrieron o sufren violencia a lo largo de sus vidas, y la mayoría de ellas en manos de un compañero íntimo. Se estima que dos de cada 3 mujeres asesinadas en los países de América Central murieron por razones de género .Los niños y niñas que experimentan violencia y/o son testigos de la violencia están en mayor riesgo de ser víctimas o ser perpetradores/as de violencia en su edad adulta, reproduciendo el modelo de violencia que vivieron en sus infancias.

Un reciente informe de ONU Mujeres revela que entre 2000 y 2010 el 30% de las mujeres de Ecuador, Costa Rica y Perú sufrieron violencia física alguna vez. (PNUD (2010), 2009-2010 Reporte de Desarrollo Humano para América Central, Seguridad Ciudadana.)

Asimismo, es indiscutible que una de las transformaciones sociales más importante de los últimos cincuenta años es la inserción de las mujeres en ámbitos que antes estaban reservados de manera casi exclusiva a los hombres, como, por ejemplo, la participación política y el manejo o administración económica. Este cambio ha generado fuertes tensiones en los roles históricamente asignados a los hombres y las mujeres en nuestras sociedades, pero ¿hasta qué punto los ha modificado? ¿Cómo han respondido las empresas ante esta transformación? ¿Son hoy las empresas espacios más igualitarios que hace treinta años?

De este modo, si las mujeres están más preparadas que nunca, ¿qué les impide a las empresas aprovechar todo su potencial? Si bien las causas son diversas, numerosos estudios realizados en la región muestran que entre los principales obstáculos para mejorar la situación de las mujeres en el mundo del trabajo siguen estando el reparto inequitativo de las responsabilidades del cuidado familiar, la segregación laboral, las múltiples discriminaciones para acceder al mercado laboral y desarrollarse en igualdad de condiciones y, centralmente, la violencia basada en género y en especial: la violencia de pareja, el acoso laboral y acoso sexual que tienen un impacto directo en su calidad de vida, aspiraciones profesionales y el crecimiento laboral.

Es muy probable que dentro de cada empresa existan trabajadoras víc¬timas de violencia por parte de sus parejas. Encuestas norteamericanas encuentran que el 21% de trabajadoras tiempo completo han sido víctimas de violencia por parte de sus parejas (Bureau of Labor Statistics, 2006; Philbrick et al, 2003). Por eso, recientemente, ha surgido un interés marcado de las empresas por la violencia contra las mujeres (Cruz & Klinger, 2011; Soroptimist Internatio¬nal of the Americas, 2011) ya que tiene altos costos sociales y económicos para las economías de los países, para la productividad y el clima laboral de las empresas y organizaciones (En Vara Horna: 2013)

A pesar de estas consecuencias, en la sociedad y en el mundo laboral, sigue persistiendo la idea de que la violencia contra las mujeres —en todas sus formas— es un tema de interés privado.

Entre las acciones realizadas en el marco del II Foro Regional de Empresas por la Igualdad de Género, que se desarrolló el pasado 2 y 3 de Julio en Cartagena de Indias Colombia, dieciocho (18) empresas públicas y privadas de América Latina y el Caribe se han comprometido a poner fin a la violencia contra las mujeres en nuestra región.

Las empresas Argos Colombia, CAFAM Colombia, Grupo CENE Brasil, Anglo American de Chile, Cooperativas de Créditos y Servicios Mártires de Taguasco, Ramón Balboa y José Rosabal y la Cooperativa de Producción Agropecuaria Luis Antonio Leal de Cuba, PROSEGUR, Manpower, Aguas Andinas de Chile, Proactiva Aguas de Tunja Colombia, Bayer Región Andina, Colombina SA, Grupo COOMEVA, SODEXO Chile, Laboratorios BAGO y CODELCO Chile, entre otras en la región, han dado el primer paso para poner fin a la violencia contra las mujeres mediante la firma de un acuerdo de compromiso.

Dicho acuerdo se celebra en el marco de la Campaña del Secretario General de las Naciones Unidas, Sr. Ban Ki-moon, ÚNETE PARA PONER FIN A LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES, que finaliza en 2015.

La Campaña ÚNETE, que coordina la Secretaría Técnica de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), se propone crear conciencia pública y aumentar la voluntad política y los recursos para prevenir y responder a todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas en todo el mundo.

El acuerdo fue suscrito por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, y las empresas públicas y privadas y tiene el propósito de establecer un marco de cooperación en las siguientes tres áreas de trabajo:

i) Desarrollar políticas y protocolos internos en la empresa para promover el fin de la violencia contra las mujeres, y a sensibilizar y capacitar a su personal sobre la violencia contra las mujeres, así como a detectar y derivar casos de violencia contra las mujeres presentes en su organización.

ii) Coordinar con instituciones nacionales y con el Sistema de las Naciones Unidas en cada país la participación en campañas y proyectos nacionales para poner fin a la violencia contra mujeres.

iii) Coordinar con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo una campaña regional de sensibilización, capacitación y otras iniciativas que promueven la erradicación de la violencia contra las mujeres en la región.

Sabemos que muchas organizaciones de mujeres, feministas, sindicatos, instituciones estatales, gremios, organizaciones privadas y con el objetivo de acelerar dichas acciones para poner fin a la violencia contra las mujeres, el sector privado es un actor central y se propone promover y realizar acciones conjuntas bajo la firma del presente acuerdo.

Brindamos a su disposición una serie de herramientas prácticas para promover Empresas y Organizaciones Libres de Violencia contra las Mujeres. Y que permita a las empresas y organizaciones sumarse a los actores que hoy buscan erradicar la violencia contra las mujeres en el mundo, porque una sociedad libre de violencia basada en género es una sociedad más justa, más igualitaria y democrática.

Para conocer algunas Buenas Prácticas en Empresas de la Región: VER

Para conocer el compromiso de los Estados para Erradicar la Violencia contra las Mujeres: VER

Para compartir material gráfico en tú empresa u organización: VER

Para compartir material audiovisual en tú empresa u organización: VER

ÚNETE PARA PONER FIN A LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES