La definición de la nueva agenda post 2015 es una oportunidad única para diseñar nuevos modelos de desarrollo que pongan en el centro la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en la región. Por ello Naciones Unidas, organizó la primera consulta regional virtual sobre igualdad de género en América Latina y el Caribe: La igualdad de género en el futuro que queremos.

Esta actividad de intercambio, promovida por el Grupo Inter-agencial regional  para la Igualdad de Género y el empoderamiento de las Mujeres de América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas, tuvo como objetivos contribuir a que la igualdad de género sea una prioridad dentro de la nueva agenda de desarrollo mundial, e incluir más voces y voces más diversas en los procesos de consulta post 2015.

Desde el 8 de abril hasta la fecha, ha habido una amplia participación en este proceso de consulta. En tres semanas de debate se han recibido más de 1700 visitas al espacio y más de 350 personas han votado en la encuesta ¿qué futuro queremos?. De 13 temas prioritarios planteados en la encuesta ya se puede identificar que las cuestiones más importantes para la región serían de momento: Erradicar la violencia contra las mujeres, acceso a un trabajo decente, y legislaciones y políticas públicas que promuevan la igualdad de género; seguidas de derechos sexuales y reproductivos y promoción de la corresponsabilidad social incluyendo el trabajo doméstico y las tareas de cuidado.

 

Los 5 Temas destacados provisionalmente
1.- Erradicar la violencia contra las mujeres
2.- Acceso a un trabajo decente
3.- Legislaciones y políticas públicas que promuevan la igualdad de               género
4.- Derechos sexuales y reproductivos
5.- Promoción de la corresponsabilidad social (trabajo doméstico y tareas        de cuidado)

 

La consulta se ha organizado en 5 bloques de discusión:

En el primer bloque, se analizó dónde estamos en cuanto al avance de la igualdad de género en la región y debatió en torno a cuáles han sido y siguen siendo los principales retos y desafíos que nos impiden avanzar y que dificultan que la igualdad de género sea un tema central en la agenda de desarrollo. De forma común se identificó que los esfuerzos en torno a la igualdad de género en ámbitos de salud sexual y reproductiva, educación y violencia de género están siendo considerables; sin embargo necesitan seguir siendo consolidados. Para ello es importante: la mejora de la capacidad del Estado para la implementación de leyes y normativas, el refuerzo del rol de organismos responsables de impulsar políticas de género y su transversalización en los diferentes sectores y el impulso a la generación de estadísticas y presupuestos sensibles al género. También se planteó que es importante que se siga legislando en otros ámbitos como los derechos laborales (incluidas las personas migrantes) y trabajando en la construcción de políticas públicas inclusivas. Todo ello en base a un trabajo profundo de cambio cultural de los estereotipos de género.

Posteriormente se abrieron tres ejes simultáneos de discusión sobre a. las raíces estructurales de la desigualdad, la discriminación y la violencia; b. las capacidades para elegir y c. Participación, incidencia y poder. En estos tres ejes se articularon varias temáticas a la vez.

Se debatió sobre cómo entender y responder a las maneras que la desigualdad de género se cruza con otras formas de exclusión y discriminación y cómo estos cruces contribuyen a experiencias únicas de opresión. También sobre el carácter multidimensional de la violencia de género cómo máxima expresión de esta desigualdad. Varias participantes señalaron cómo la naturalización de procesos culturales y educativos y su proyección en los medios de comunicación refuerzan la subordinación de las mujeres y las niñas.

Se reconoció que ya se está trabajando y ha habido un avance significativo en cuanto a medidas de protección hacia las mujeres (fundamentalmente dentro de las fuerzas de seguridad, la asistencia médica y social y la justicia); sin embargo, hacen falta medidas a medio-largo plazo que aborden la prevención y la transformación cultural como componentes críticos en el trabajo por la erradicación de la violencia.

También se plantearon ejemplos de cómo las barreras y restricciones (económicas, sociales, legislativas, etc.) en el acceso a bienes y servicios especialmente de salud sexual y reproductiva- siguen condicionando la capacidad de las mujeres a elegir y de ejercer sus derechos fundamentales.

Se reconocieron los esfuerzos que se han llevado a cabo para instaurar, en diferentes países de la región, procedimientos, estructuras, prácticas políticas que fomentan la representación de los intereses vinculados con los derechos humanos de las mujeres. Pero por el otro, se admitió que siguen existiendo obstáculos ideológicos y culturales que impiden más avances para una mayor participación de las mujeres en los espacios de poder y decisión, tanto en gobiernos como en empresas. Mucho se debe al reparto desigual de las tareas domésticas y responsabilidades familiares basado en la naturalización de los roles sociales. También a diversos aspectos de la cultura política y la cultura empresarial, que en muchos casos persisten ciegas al género, y por tanto incrementan las desigualdades.   Se planteó la necesidad de trabajar, entre otras cosas, por visibilizar los beneficios de una representación igualitaria y diversa en el sector público como en el sector privado, generando nuevos modelos de liderazgo y promoviendo diversos mecanismos como cuotas electorales y alternancia en las listas.

Durante la última semana de debate y hasta el 3 de mayo, se está desarrollando una discusión de cierre para mirar al futuro y definir las prioridades y algunas estrategias claves que nos permitan avanzar, tomando como referencia los debates de los días anteriores. No dejes de participar y ¡haz que tu opinión cuente!

El informe final de síntesis de la consulta estará disponible en las próximas semanas.