Fátima Carranza, de la asociación cooperativa ACOMUJERZA, de Zaragoza, La Libertad.

 

“El proyecto de desarrollo rural PRODEMOR Central-Ampliación nos ayudó a ser más eficientes y aumentamos nuestras ganancias. Pudimos adquirir maquinaria para hacer uniformes escolares, empresariales y una serie de productos”, enfatizó Fátima Carranza, de la asociación cooperativa ACOMUJERZA, de Zaragoza, La Libertad, dedicada a la Producción Industrial y Artesanal.

A sus 23 años, Fátima es una de las más de las mujeres empoderadas a través del Programa de Desarrollo Rural “PRODEMOR Central-Ampliación”, implementado por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), con el financiamiento del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y del Gobierno Español.

Durante una feria de conocimiento, organizada para dar a conocer los resultados del proyecto, Fátima detalló que antes tenían problemas con los tiempos de entrega de los productos, pues había procesos que los hacían sin maquinaria.

María Florinda Callejas, de la Asociación Municipal de Mujeres de Ciudad Arce (ASOMMCALL), también dijo que con el apoyo proporcionado por este proyecto, muchas mujeres encontraron oportunidades. Por ejemplo, dice que a ella se le dificultada encontrar trabajo por su edad, pero ahora tiene una fuente de ingresos.

Más del 56% de las personas beneficiadas por PRODEMOR Central, en su fase de Ampliación (2015-2019, son mujeres. En total, se beneficiaron 37, 324 personas; de ellas 21,176 son mujeres, 13,751 son hombres y 2,397 son jóvenes.

El proyecto promovió el empoderamiento técnico y económico de personas adultas, jóvenes y mujeres que viven en el sector rural. En su implementación total (2011 a 2019), incluyendo la fase de ampliación, trabajó en 121 municipios, en siete departamentos del país: La Libertad, San Salvador, Chalatenango, Cuscatlán, Cabañas, la Paz y San Vicente.

A través de PRODEMOR Central-Ampliación las familias rurales mejoraron su calidad de vida, con la transformación de las actividades productivas, agrícolas y no agrícolas en pequeños negocios, con visión empresarial y orientación de mercado. Además, se recuperó y mejoró la infraestructura social y productiva y se brindó asistencia técnica para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional de las familias.

El proyecto aplicó un modelo participativo para el desarrollo de capacidades de gestión. Las organizaciones beneficiarias administraron y gestionaron los recursos, con base a planes de negocios y propuestas técnicas.

Como parte del proyecto, también se apoyó la consolidación de seis redes territoriales de jóvenes rurales, representados por la Asociación Integral de Redes Juveniles Rurales de El Salvador (AREJURES), integrada por más de 3,500 jóvenes a nivel nacional.

“Buscamos promover un modelo de desarrollo rural inclusivo, equitativo y sostenible”, enfatizó Adalberto Hernández, Director de Desarrollo Rural del MAG.

Por su parte, el Representante Residente Auxiliar del PNUD, Rafael Pleitez, apuntó que «el PNUD acompañó el proyecto bajo un enfoque integral de desarrollo, contenido en la Agenda 2030 y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Bajo esta visión, el desarrollo es multidimensional, abarcando lo económico, social y medioambiental, y teniendo a la base la buena gobernanza».

 

Fuente: http://www.sv.undp.org/content/el_salvador/es/home/presscenter/articles/2019/03/mujeres-y-jovenes-empoderados-para-impulsar-el-desarrollo-rural-.html