Ruanas, ponchos y bufandas de colores cálidos y texturas suaves. “Son prendas únicas”, dicen sus creadoras, hechas a mano por mujeres uruguayas, con cuidado y dedicación y materias primas de primera calidad.

Raquel Fernández es una de las ocho impulsoras de Flordelana, un emprendimiento sostenible que transforma la lana en prendas y que es llevado adelante por mujeres rurales en el interior del país.

 

“En poco tiempo aprendí un oficio, hice socias, formamos una empresa, comenzamos a tener nuestro propio dinero y visité lugares que nunca creí que iba a conocer. No soñé que me iba ocurrir esto”, cuenta Raquel.

 

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Flordelana es una iniciativa de referencia que ha logrado poner en valor un recurso natural como la lana, se ha afianzado en su rubro y está generando importantes oportunidades para sus impulsoras y su entorno.

 

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Pero Raquel no se conforma con los primeros logros. Se siente una luchadora y sabe que todo lo ha conseguido con esfuerzo y perseverancia. Todos los días, desde muy temprano, barre y ordena las prendas en el local, a la espera de la llegada de algún cliente. En su ventana domina el paisaje del Valle del Lunarejo, zona donde nació y creció y que desde 2009 forma parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Uruguay (SNAP).

 

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Este territorio, de más de 29.200 hectáreas, es visitado cada vez por más turistas que buscan tranquilidad y contacto con la naturaleza. Es un paisaje protegido, ubicado en el noroeste de Rivera -el departamento más pobre del país-, en el que viven cerca de 1.000 personas en pequeños poblados.

 

Raquel recuerda que comenzar no fue nada fácil. Como muchas mujeres del ámbito rural de Uruguay, las integrantes de Flordelana dedicaban la mayor parte de su tiempo a las tareas del hogar y al cuidado de sus hijos.

 

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Vivíamos aisladas, con poco contacto entre nosotras”, añade

 

DE OPORTUNIDADES Y DERECHOS

Con la incorporación del Valle del Lunarejo al SNAP aparecieron las oportunidades y estas mujeres emprendedoras no las desaprovecharon.

El SNAP es un instrumento legal del Estado uruguayo enfocado no solo en proteger el patrimonio natural y cultural del país, sino en promover el desarrollo local sostenible, en el que los temas ambientales, sociales y económicos son igualmente clave.

Fue así que junto con la Intendencia de Rivera y con el apoyo del PNUD, el SNAP lanzó un proyecto dedicado a apoyar a mujeres del Valle del Lunarejo y zonas cercanas para que desarrollen sus propios emprendimientos productivos, bajo una condición ineludible: cuidar el ambiente en el que viven.

 

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“El objetivo fue brindarles apoyo en todas las etapas. Desde la identificación de un oficio amigable con la naturaleza y su cultura, hasta el desarrollo de su propia empresa, que les permitiera, además de contar con un ingreso económico, trabajar en equipo e integrarse a la comunidad. En definitiva, mejorar su calidad de vida”, relata Alda Rodríguez, coordinadora regional del SNAP.

 

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Durante dos años, con el apoyo de especialistas y de otras instituciones que se fueron sumando, 30 mujeres de la zona se capacitaron en cardado e hilado de lana rústica, uso del telar, diseño de indumentaria y desarrollo empresarial.

El proyecto, además, brindó transporte y herramientas de trabajo —cardadoras, telares, ruecas, bastidores, triángulos— para usar tanto en el taller como en las casas de las participantes.

La capacitación trascendió la enseñanza de un oficio. “Aprendí mucho sobre los derechos de las mujeres. Eso le dio más sentido aún a lo que estaba haciendo y nos unió como grupo”, cuenta Andrea Olivera, otra de las integrantes del colectivo.

 

DEL LUNAREJO AL MUNDO

Hoy, Flordelana es un lugar de referencia en la zona y una empresa consolidada en su rubro. Tiene un taller y un local de ventas donde sus integrantes confeccionan las prendas y atienden a turistas, vecinos y empresas.

 

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En las vidrieras se exponen ponchos, ruanas, pashminas, carteras y pequeños accesorios. Las prendas incluyen bordados y texturas inspiradas en la fauna y flora autóctona y, en muchos casos, tintas extraídas de la vegetación de la zona. Cada creación detalla en su etiqueta cómo se produjo y quiénes la elaboraron.

Sus principales canales de venta son su tienda en el Valle de Lunarejo, su página de Facebook y las ferias locales y regionales.

 

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Con el paso de los años, Flordelana se ganó un lugar en el mercado artesanal. Hoy, sus productos comienzan a ser requeridos por diferentes tiendas del país.

También logró un reconocimiento: en 2014, obtuvo el Premio Nacional de Artesanías en la categoría Artesanía de Producción, que entrega la Dirección Nacional de Artesanías, Pequeñas y Medianas Empresas del Ministerio de Industria, Energía y Minería.

 

MATERIA PRIMA

Blanca Cáceres es la responsable de la esquila, tarea que aprendió hace 28 años cuando llegó al Valle de Lunarejo.

Es época de esquila y Blanca entra en acción. Con determinación, ingresa al corral de su casa y elige la oveja del rebaño. Habla bajo, pausado y maneja las tijeras con destreza.

Sin perder la concentración en su tarea, cuenta que las prendas de Flordelana se elaboran con la lana de las ovejas del colectivo, donaciones de vecinos y otra cantidad de materia prima que compran a pequeños productores de la zona.

 

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Su suegra, Enriqueta Madera, tiene 75 años y desde hace más de 50 que vive en la zona. Ella brinda apoyo en la esquila y se ocupa del cuidado de las ovejas, mientras su nuera y nietas están fuera de casa trabajando en Flordelana.

 

Para sus integrantes, Flordelana es mucho más que una empresa: es una comunidad que involucra a instituciones, familias, amigos y vecinos, que de una forma u otra apoyan a este grupo desde sus inicios.

 

La cooperación comunitaria es parte de su día a día. Es común que las integrantes de este grupo cocinen para los alumnos de la escuela rural vecina o participen en la organización de sus eventos anuales.

Si bien estas mujeres aún no viven exclusivamente de los ingresos que perciben por las ventas, confían en continuar aumentándolas y llegar a más lugares con sus prendas.

Para Raquel, la unión y la superación son clave: “hemos logrado muchas cosas, pero no debemos que quedarnos con eso. Tenemos la materia prima, las herramientas y nuestro taller está abierto a quien quiera sumarse a aprender.

 

Dependemos de nosotras, de seguir unidas, ser constantes y pensar siempre en mejorar”.

 

Nota al pie: Flordelana recibió además el apoyo de las siguientes iniciativas e instituciones: Aglomerados urbanos en áreas protegidas – URB-AL III (Unión Europea y la Intendencia de Rivera); El arte de la lana en prendas -Uruguay más cerca (Oficina de Planeamiento y Presupuesto y la Sociedad de Fomento Rural de Masoller); Cadenas de Valor y Gobernanza en áreas protegidas del SNAP (SNAP y Fondo Francés para el Medio Ambiente Mundial).