Sus días inician muchas veces antes de las cuatro de la mañana. Se colocan las botas, los chalecos reflectivos y se ponen en marcha. Son tres mujeres que no le temen a la oscuridad, a la delincuencia o la velocidad de quienes conducen.

En carretera, el recorrido les pone frente a un paisaje de muerte: osos hormigueros, jaguares, manigordos, zarigüellas, zorros pelones, mapaches, aves, serpientes, ranas, escarabajos, entre otra gran cantidad de animales atropellados en carretera. Algunos sobreviven, pero la mayoría muere allí mismo frente a la indiferencia de la ciudadanía.

Esther, Daniela y Esmeralda, forman un equipo experto en investigar, prevenir y visibilizar el atropello de fauna silvestre en carretera. Por eso, a lo largo del año, realizan recorridos de monitoreo en todo el país. Duermen poco, pero tienen sus sentidos alerta. Son investigadoras llenas de energía, concentración y entusiasmo.

Desde niñas se vincularon con la naturaleza, casi siempre en zonas rurales y muy en contacto con la fauna silvestre. Esto marcó sus vidas para siempre. A nivel profesional, esta ruta por el mundo de la ecología de caminos las unió, hace más de siete años, cuando se cruzaron con el Profesor Joel Sáenz, pionero en el tema de atropellos de fauna silvestre en carretera.

Biológas de profesión, entrelazaron su futuro; dando lugar tiempo después a la Grupo Vías Amigables con la Vida Silvestre; punto de encuentro para sus esfuerzos en favor de que el país adoptemos medidas efectivas para prevenir el atropello de fauna silvestre.

 

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FRENTE COMÚN

Esther Pomareda García, Daniela Araya Gamboa y Esmeralda Arévalo Huezo, trabajan en este proyecto. La primera, en el Centro de Rescate Las Pumas, en Guanacaste, la segunda en la Organización Internacional Panthera y la tercera, como investigadora y docente en la Universidad Latina de Costa Rica.

“Al menos cuatro veces al año hacemos monitoreo en diferentes rutas del país. En ese momento nuestras vidas se transforman, porque nos levantamos muy temprano para hacer los recorridos. En la madrugada monitoreamos dos, tres o cuatro horas, depende de los hallazgos de cada jornada. Por la noche, tipo 8:00 pm, volvemos a las carreteras y seguimos nuestro trabajo”, explica Daniela Araya.

El peligro está al acecho y el trabajo se torna de alto riesgo. “Trabajar en ecología de caminos, siendo mujer, es un poco más complicado. El mayor reto es la parte baja de la ruta 32 , porque hasta la policía nos ha pedido que nos retiremos, por ser una zona de muchísimo peligro y delincuencia.”, dice Daniela Araya. Pero también está el peligro de ser ellas mismas atropelladas o colisionadas por otros vehículos, como ya ha ocurrido en alguna oportunidad.

Y a pesar del riesgo y el cansancio, la jornada diaria no se detiene y puede incluir también atender a los hijos, en el caso de Daniela; la finca familiar y el centro de rescate, en el caso de Esther; o a los estudiantes, en el caso de Esmeralda.     Hay tiempo también para las mascotas, talleres, simposios, charlas y otras muchas actividades en la apretada agenda de estas tres jóvenes profesionales.

DATOS ROJOS EN LAS VÍAS

Costa Rica es el país con mayor densidad de carreteras en Centroamérica, tiene más de 600 kilómetros de vías que pueden representar alto riesgo de atropellamiento para la fauna silvestre. Estas vías impactan también la fauna silvestre de otras formas, como la pérdida de calidad de hábitat y la pérdida de la conectividad de sus poblaciones.

Algunas investigaciones, realizadas en el país, evidencian que algunas rutas son realmente puntos de alto peligro para nuestra biodiversidad. Por ejemplo, en la ruta cuatro, a la altura de Vuelta de Kopper – Chilamate- Zona Atlántica, mueren en promedio cuatro individuos cada hora. En la ruta Limón-Moín, en un tramo de dos kilómetros se presentan 4,6 atropellos de individuo por hora.  En el recorrido de 100km del sector de la Ruta 32 Sector Río Frío – Moín, se ha registrado en promedio 38 atropellos de animales silvestres por recorrido. En el Parque Nacional Carara, durante un año, el atropello es de más de 5.600 anfibios, entre ranas de ojos rojos y ranas lechosas.

El equipo de Vías Amigables con la Vida Silvestre, tiene registros fotográficos de 286 atropellos, que incluyen tigrillos, cauceles, yaguarundis, manigordos, pumas y jaguares. El exceso de velocidad es el elemento común a estos atropellos.

Hace seis años e impactada por esta realidad, Esther publicó un artículo en el Semanario Universidad donde hacía un llamado a la opinión pública para reflexionar sobre este tema. Un punto de inflexión que efectivamente llamó a tomar acciones en el país “..¿es el atropellamiento de fauna una amenaza real que afecta a las especies silvestres?, ¿es necesario colocar pasos de fauna para la ampliación de cuatro carriles en una carretera que está extendiendo la superficie sin cobertura vegetal?, ¿deberían identificarse esos pasos de fauna previamente con un monitoreo piloto rápido en vez de sólo considerar estudios de otras zonas?, ¿es necesaria una campaña de concientización entre los usuarios de las carreteras que atraviesan los hábitats de especies silvestres en todo el país?”, se planteaba en ese momento en su escrito.

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DOLOR EN CARRETERA

Aunque ya tienen muchos años de trabajar en este tema, ni Daniela, ni Esther ni Esmeralda se acostumbran a enfrentar la muerte de fauna silvestre en vías públicas.  “Es un trabajo triste y duro, pero alguien tiene que hacerlo. Yo ya me hice más fuerte, siendo que el corazón se me ha endurecido, porque al principio me afectaba mucho.  Ahora, por estrategia de sobrevivencia, cuando encuentro animales muertos me enfoco en hacer el trabajo. Tomó la foto, coloco el GPS, registro los datos de la especie y sigo”, explica Daniela.

“Hace dos semanas nos dividimos el grupo de monitoreo y yo me encontré un armadillo recién atropellado. Estaba vivo, le latía el corazón todavía. En ese momento yo fui fuerte. Lo levanté y llamé al veterinario para ver qué podíamos hacer. El animalito murió diez minutos después.  En estos casos es más difícil, otras veces me hago inmune, pero todo depende del día, de la experiencia del momento”, nos cuenta Esther.

Y Esmeralda, cierra su relato explicando que en su caso, sufre igual cada día. “Yo emocionalmente cuando hice mi tesis sí me sentí muy afectada y hasta puedo decir que llegué a experimentar alguna etapa de depresión. No se supera nunca, en particular cuando nos tocan animales vivos que están agonizando”. agrega.

Pero no siempre la vida se pierde en carretera y este es el motor que impulsa a estas biólogas. “Hace unas semanas salvamos una boa, pero costó porque hubo que parar el carro, tirarse, parar el tránsito y recuperarla”, nos cuenta Daniela.

Costa Rica en los últimos años ha avanzado de manera importante. Ya se cuenta con una guía de construcción de carreteras amigables con la fauna silvestre, una herramienta para generar investigación e identificar medidas que minimicen el impacto del desarrollo vial en Costa Rica.  El Programa de Gestión Ambiental y Social del MOPT es gestor de la implementación de medidas para la fauna en los nuevos proyectos viales. Algunas carreteras recientemente construidas integran ya medidas de prevención como es el caso de la Ruta Nacional 257 en Moín Limón  El país cuenta con un total de 79 pasos terrestres y 59 aéreos, en distintas rutas. Pero aún falta mucho por hacer y el compromiso de Esmeralda, Esther y Daniela sigue firme.

Pese a que en los últimos años se lograron importantes avances en el país y que ya se cuenta incluso con una carretera modelo con medidas de mitigación de impacto como es la de Moín-Limón, aún queda mucho por hacer, especialmente para atender medidas de grupos de animales que aún no tienen alternativas de pasos o medidas amigables con la reducción de riesgo a siniestros de la población y para la fauna.

A partir del análisis de inversión y temas por atender en su Estrategia Nacional de Biodiversidad 2016-2025, Costa Rica ha estimado una brecha de financiamiento de al menos 25 millones de dólares al año en 18 temas estratégicos entre los cuales se incluye el tema de vida silvestre y la problemática que vigilan día con día Esther, Daniela y Esmeralda.

Por eso, el Proyecto de Finanzas para la Biodiversidad, (BIOFIN), que en el país es liderado por el Ministerio de Hacienda, el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), el Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica (MIDEPLAN), e implementado en otros 34 países por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha desarrollado soluciones financieras para reducir la brecha de biodiversidad. Una de sus soluciones financieras permitirá consolidar alianzas público privadas para abordar las distintas problemáticas que amenazan la vida silvestre en el país. Bajo esta sombrilla y en alianza con el Colectivo Vías Amigables con el Ambiente, MOPT, UCR, UNA, FUNBAM se establecerán campañas de financiamiento colectivo que permitirán atender algunas de estas necesidades específicas que permitan concientizar a la población sobre medidas para reducir siniestros e implementar obras que reduzcan el impacto sobre la fauna emblemática de Costa Rica.

Footnotes: Fotografïas: Panthera Costa Rica // Historia: Sandra Ramírez // Edición de texto: Ingrid Hernández, Ana Lucía Orozco // PNUD

 

Fuente: https://pnudcr.exposure.co/guardianas-de-fauna-silvestre?more=true