Después de más de una década de crecimiento económico y de haberse reducido la pobreza del 49,7% al 30,3% entre 2002 y 2013 (Banco Mundial, 2014), la desigualdad socioeconómica y la exclusión social continúan siendo unos de los problemas más graves que actualmente afectan a Colombia y, en general, a América Latina.

 

Puede ser tentador concluir que los logros del crecimiento económico (la creación de empleo y el aumento de los ingresos laborales) se traducen automáticamente en ganancias, en el mercado laboral, para toda la población. No obstante, la reducción de la pobreza, el crecimiento de los ingresos laborales y la expansión de los sistemas de protección social que caracterizaron a Colombia y a América Latina en la última década no han beneficiado de forma homogénea ni equitativa a toda la población, debido a la existencia de exclusiones duras: es decir, por la presencia de características sociales, valores (machistas) y restricciones estructurales que perpetúan las desigualdades y la exclusión de ciertos grupos, en particular de las mujeres en situación de pobreza extrema y moderada, sobre todo de las zonas rurales (Chioda, 2011).

Autoría:
PNUD 

 

Año:
2017

 

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