Al adquirir un objeto bien publicitado, pronto las mujeres nos damos cuenta —igual que los hombres— de que el goce es parcial, pero ello no evita que volvamos a desear al próximo objeto. Siendo las mujeres las más frustradas por los límites que a nuestros deseos pone la cultura sexista, es lógico inferir que no sólo las mujeres somos la mejor presa de la publicidad sino también de los finales felices que ofrecen las series de TV, las películas y esa literatura quelas mujeres escriben para las mujeres, buscando nuestra identificación.

Autoría:
Gioconda Espina

 

Editorial:
Revista Venezolana de Estudios de la Mujer, Universidad Central de Venezuela

 

País:
Venezuela

 

Año:
2009

 

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