25 de noviembre Día Internacional para Eliminar la Violencia contra las Mujeres y las Niñas
24 de noviembre de 2022
Estado de situación de la violencia contra las mujeres y las niñas, incluido el femicidio/feminicidio, en la región de Latinoamérica y El Caribe
La violencia contra las mujeres y las niñas (VCMN) es una forma de discriminación y una violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales de las mujeres y las niñas. La VCMN es un fenómeno complejo, multidimensional y multicausal, obedeciendo sus causas a múltiples factores con un origen común: la existencia de relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres enraizadas históricamente en un sistema patriarcal omnipresente. Los impactos sanitarios, sociales y económicos de la VCMN afectan a niños/as, familias, comunidades y a las sociedades en su conjunto, y son un obstáculo para el desarrollo nacional, regional y mundial al quedar excluidas las mujeres de su contribución al desarrollo, la reducción de la pobreza multidimensional, la convivencia pacífica y la seguridad ciudadana. Por lo anterior, la VCMN se ha incorporado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, más concretamente en la meta 5.2 y 5.3 del ODS 5, centrada en la igualdad de género, y es parte fundamental para la consecución del ODS 1 para poner fin a la pobreza, el ODS 3 que busca garantizar una vida sana y promover el bienestar, y el ODS 16, orientado a promover sociedades pacíficas, justicia e instituciones sólidas.
Han pasado casi cinco décadas desde que la comunidad internacional asumió el compromiso de prevenir y eliminar la VCMN, el cual se ha reflejado en la adopción de marcos normativos, políticas públicas y planes de acción nacionales, los cuales están basados
América Latina y el Caribe es una de las regiones más violentas del mundo, con índices particularmente altos de violencia contra las mujeres y niñas, pueblos indígenas y lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI). La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que al menos un tercio de las mujeres y las niñas experimenta una progresión de conductas violentas por razones de género, expresadas en un continuum de manifestaciones, tanto en el ámbito público como en el privado o doméstico, que pueden culminar en una muerte violenta de mujeres y niñas por razones de género o femicidio/feminicidio. Para 2021, el Observatorio de Igualdad de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) confirmaba que las tres tasas más elevadas de feminicidios en América Latina se registran en Honduras, República Dominicana y El Salvador, a pesar de observarse una disminución respecto del 2019, particularmente en Honduras y El Salvador, y algo menos pronunciada en la República Dominicana. En El Caribe, cuatro de nueve países y territorios con datos disponibles registraron un aumento de la tasa por cada 100.000 mujeres de 2019 a 2020 (Granada, San Vicente y las Granadinas, Surinam y Trinidad y Tobago) y esta tasa disminuyó en tres países (Antigua y Barbuda, Belice y Jamaica). Sin embargo, las estadísticas son problemáticas y suelen subestimar la magnitud del problema en la región ya que los femicidios/feminicidios no siempre se denuncian, registran o clasifican debidamente y existen serios problemas de homologación para su tipificación penal al interior de los países (especialmente los federales) como así también entre ellos.
Particularmente el femicidio/feminicidio es un fenómeno complejo en la región porque responde a diferentes contextos sociopolíticos y está vinculado a otros desafíos estructurales, que exceden la violencia perpetrada por la pareja o expareja íntima o miembros de la familia en el ámbito doméstico e intrafamiliar, como la inseguridad ciudadana, el crimen organizado, los conflictos armados, la trata y el tráfico de personas, el tráfico de armas, las pandillas criminales como las maras, los contextos de movilidad humana en condiciones inseguras, la discriminación, exclusión y racismo estructural contra las mujeres y niñas -principalmente afrodescendientes e indígenas- las desapariciones de mujeres y niñas -muchas de las cuales podrían estar relacionadas con el femicidio/feminicidio- y la violencia política y contra defensoras de derechos humanos, uno de los factores más alarmantes en la escalada de la VCMN a medida que las mujeres amplían su liderazgo en la política y los espacios de toma de decisiones.
Para el PNUD combatir la VCMN es una pre-condición para garantizar una “gobernanza efectiva”. Para ello, el PNUD adopta un enfoque integral, interseccional, multiactoral y multidimensional, apoyando a los gobiernos a formular marcos jurídicos y de política y a desarrollar las capacidades de organizaciones de la sociedad civil e instituciones de gobierno para prevenir, acabar con la impunidad de los agresores y garantizar el acceso a la justicia y la protección. Una de las preocupaciones centrales para el PNUD es el acceso a la justicia para las víctimas y sobrevivientes y/o de sus familiares debido a que la falta de acceso oportuno a la justicia crea barreras adicionales para denunciar, investigar y juzgar, todo lo cual termina afianzando aún más la impunidad y aumentando la necesidad de protección, especialmente para aquellas mujeres que se encuentran en mayor situación de vulnerabilidad por su situación socio-económica, origen étnico-racial, edad, estatus migratorio, orientación sexual, etc. En este sentido, para PNUD es prioritario revisar cómo los sistemas de justicia cumplen con su obligación de investigar, sancionar y reparar las situaciones de violencia desde un enfoque de género, interseccional, multicultural y de derechos humanos, sin “dejar a nadie atrás”. Los sistemas de justicia juegan un rol clave para avanzar hacia la meta de la eliminación de la VCMN+FF, no solo por su papel indelegable de sancionar a los agresores, sino por su deber de garantizar los servicios sociales y económicos en la atención de las mujeres sobrevivientes y en la reparación de los derechos que les fueron vulnerados. Los niveles de impunidad en la región siguen siendo alarmantes y los sistemas de justicia continúan confirmando patrones de desigualdad y discriminación que afectan de manera desproporcionada a las mujeres, creando “un contexto de creciente desconfianza en los gobiernos, de sensación de injusticia y de deterioro de la calidad de las democracias (…)”
Finalmente, el PNUD, a través de sus programas e iniciativas, apoya a los gobiernos y la sociedad civil a hacer más efectiva e inclusiva su capacidad de respuesta a la VCMN+FF integrándola a otras carteras, como las de recuperación económica y combate a la pobreza, salud, seguridad y policía, justicia, cambio climático, entre otras. Las principales líneas de trabajo del PNUD para poner fin a la VCMN+FF están orientadas al desarrollo de campañas de prevención; la prestación de servicios de atención de calidad; la movilización de fuentes de financiación públicas y privadas en alianza con mecanismos regionales e instituciones nacionales y locales, la sociedad civil, la academia, el sector privado, bancas multilaterales de crédito, entre otras; el desarrollo de metodologías y herramientas de innovación estratégica, como el uso de inteligencia artificial o la aplicación de las ciencias del comportamiento; el desarrollo de sistemas de alerta temprana; el fortalecimiento de las capacidades de incidencia de organizaciones y redes de la sociedad civil y el movimiento feminista, a través, por ejemplo, del otorgamiento de subvenciones económicas; la transformación de normas sociales, como las iniciativas de promoción de masculinidades no violentas; la producción y transferencia de conocimiento a través de investigaciones multidimensionales basadas en evidencia sobre VCMN+FF en contextos de alta vulnerabilidad social; la generación de datos rigurosos y de calidad; la aplicación de encuestas de prevalencia o percepción social de la VCMN, y el uso de la digitalización a través del desarrollo de plataformas que permitan aumentar la comprensión acerca de cómo la tecnología y las redes sociales contribuyen a aumentar la misoginia, la discriminación y la ciberviolencia, entre otras acciones.
Mg. Sebastián Essayag
Especialista en Políticas de Género para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas del Área de Género del Centro Regional para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)