¿Quién cuida a las mujeres?
13 de diciembre de 2022
El hecho de que las mujeres sobrelleven una carga desproporcionada del trabajo de cuidados no remunerado es ampliamente conocido y está bien documentado. En una de las primeras publicaciones de #GraphForThought en 2019, discutimos cómo la participación femenina en la fuerza laboral se mantuvo baja en parte debido a las limitaciones de tiempo asociadas con las responsabilidades de cuidado.
La pandemia solo profundizó este problema. Se evidenció que el cuidado, tanto remunerado como no remunerado, es fundamental para sostener la economía y la sociedad. Los diversos confinamientos, toques de queda, cierre de escuelas y políticas de cuarentena aumentaron considerablemente la carga de cuidado en los hogares, especialmente para las mujeres. La pandemia también resaltó la importancia del cuidado comunitario, pues fue clave para la supervivencia de amplios sectores de la población en condiciones de vulnerabilidad y desprotección.
Según datos de la CEPAL, en 2020 las mujeres sufrieron un retroceso de 18 años en las tasas de participación económica, al pasar de 51,8% en 2019 a 47,6%, mientras aumentaban drásticamente sus tareas domésticas, que ya ocupaban entre 22 y 42 horas semanales antes de la pandemia. A medida que las economías se recuperaron, según datos de la OIT, las mujeres no se reincorporaron al mercado laboral al mismo ritmo que los hombres: más de 4 millones de puestos de trabajo ocupados por mujeres desaparecieron en el contexto de la pandemia. Las sanciones de género de la pandemia también se extendieron a diferentes tipos de hogares. Como mostró un #GraphForThought anterior, las madres solteras están viendo tasas de recuperación del mercado laboral más rápidas que las madres en hogares multiparentales.
Utilizando datos de la Fase 2, Ola 2 de la Encuesta Telefónica de Alta Frecuencia[1] (HFPS, por sus siglas en inglés), del Banco Mundial y del PNUD, este #GraphForThought analiza los cambios en la carga de cuidados tanto para hombres como para mujeres, y cómo esto se relaciona con los cambios en el empleo.
Como muestran las cifras a continuación, tanto hombres como mujeres experimentaron un aumento en el tiempo dedicado al cuidado infantil (para niños, niñas y adolescentes de hasta 17 años) y cambios en las tasas de empleo (desde febrero de 2020 hasta finales de 2021). Sin embargo, el impacto en las mujeres es significativamente más pronunciado.
En promedio, el 43% de las mujeres reportó un aumento en el tiempo dedicado al cuidado de los niños y niñas en 2021, 10 puntos porcentuales más que la porción de hombres que reportó un aumento en el cuidado infantil (33%). En algunos países, la proporción de mujeres que reportaron un aumento en el tiempo dedicado al cuidado de niños y niñas superó el 50%, con las proporciones más altas en Dominica y Guyana.
Al mismo tiempo, mientras que las tasas de empleo disminuyeron tanto para mujeres como para hombres, disminuyeron de manera más pronunciada para las mujeres (7 y 2 puntos porcentuales, respectivamente). Las disminuciones en las tasas de empleo femenino van desde 19 puntos porcentuales en Belice hasta 6 puntos porcentuales en El Salvador y Nicaragua.
Dado este impacto desproporcionado, la pregunta es: ¿cómo nos aseguramos de que las mujeres no se queden fuera de la recuperación económica debido a su carga de cuidados? Este es uno de los principales temas tratados en la XV Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe en Buenos Aires, que reunió a representantes de 30 países para compartir experiencias innovadoras en la ampliación de los servicios de cuidado. En el Compromiso de Buenos Aires, los países se comprometieron a continuar “adoptando marcos normativos que garanticen el derecho al cuidado a través de la implementación de políticas y sistemas integrales de atención desde las perspectivas de género, interseccionalidad, interculturalidad y derechos humanos”.
Existe un impulso en torno al fortalecimiento de los servicios de atención. Desde 2020, varios países han implementado políticas relevantes. Por ejemplo, Argentina creó el Sistema Federal de Atención; en Colombia, Bogotá creó un Sistema de Atención distrital; Costa Rica aprobó una Política Nacional de Cuidados 2021-2031; a finales de 2020, la Cámara de Diputados de México aprobó una reforma que eleva a rango constitucional el derecho al cuidado, al tiempo que crea un Sistema de Cuidado. Más recientemente, Chile lanzó una plataforma para identificar a los cuidadores en su Registro Social de Hogares, lo que les permite obtener una credencial y acceso prioritario a los beneficios del gobierno.
La economía del cuidado es un sector que puede dinamizar la recuperación postpandemia, con efectos multiplicadores sobre el bienestar, la productividad, el crecimiento y los sistemas fiscales. Se necesita un nuevo pacto fiscal para financiar sistemas de protección social universales, inclusivos, sostenibles y transformadores de género, que incluyan los sistemas de atención como un pilar clave.