Esta semana la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas conmemorará el 20º aniversario de la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing, que siguen siendo el mejor plan que tiene el mundo para alcanzar la igualdad de género y empoderar a la mujer. El examen de esta guía visionaria, aprobada en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en 1995, es una oportunidad para celebrar el progreso del mundo hacia el logro de los derechos y oportunidades de las mujeres y las niñas, y también para renovar y revitalizar los compromisos para alcanzar la igualdad de género.

 

 

Esta semana la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas conmemorará el 20º aniversario de la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing, que siguen siendo el mejor plan que tiene el mundo para alcanzar la igualdad de género y empoderar a la mujer. El examen de esta guía visionaria, aprobada en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en 1995, es una oportunidad para celebrar el progreso del mundo hacia el logro de los derechos y oportunidades de las mujeres y las niñas, y también para renovar y revitalizar los compromisos para alcanzar la igualdad de género.

Uno de los grandes logros de la Plataforma de Acción de Beijing fue el reconocimiento claro de que los derechos de la mujer son derechos humanos. Desde esa reunión histórica en Beijing, en la que 17.000 participantes y 30.000 activistas se congregaron para expresar y demostrar su apoyo a la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer, ha habido un reconocimiento cada vez mayor de que la igualdad de género, además de ser un derecho humano, también es fundamental para impulsar el avance del desarrollo. Si las mujeres y las niñas no pueden ejercer plenamente sus derechos y aspiraciones en todas las esferas de la vida, el desarrollo se verá obstaculizado.

Veinte años más tarde, podemos observar tanto progresos como desafíos en relación con las 12 esferas de especial preocupación enunciadas en la Plataforma de Acción de Beijing. Se ha logrado la paridad de género en la enseñanza primaria, pero las tasas de terminación y la calidad de la educación no son elevadas en todos los países. Se han elegido más mujeres para ocupar cargos públicos, y alrededor del 21% de los parlamentarios del mundo son mujeres, un aumento respecto de aproximadamente el 11% en 1995, pero todavía estamos lejos de haber alcanzado la paridad. Más mujeres que nunca forman parte de la fuerza de trabajo, pero por lo general ganan menos que los hombres y, tanto en los países ricos como en los países pobres, cargan con un peso desproporcionado de las tareas asistenciales no remuneradas, lo cual les priva de tiempo para realizar otra actividades valiosas, como ganar dinero, adquirir nuevas competencias y participar en la vida pública. Y si bien hay más leyes para proteger a las mujeres de la violencia, sigue habiendo violencia sexual y por razón de género en todos los continentes y en todos los países, y esta suele llegar a proporciones alarmantes en los lugares en que hay guerras y conflictos.

Afortunadamente, se observa un impulso alentador no solo de renovar las promesas contraídas en Beijing, sino también de abordar las cuestiones que no revestían prioridad en 1995, como la necesidad de velar por la participación de la mujer en la respuesta al cambio climático, la consolidación de la paz y la seguridad, y la ayuda a sus países para recuperarse de las crisis. Estas cuestiones ocupan un lugar central en las iniciativas del PNUD de apoyo a los países asociados para crear resiliencia a fin de mantener los resultados del desarrollo. Al promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres como agentes del cambio y líderes en los procesos de desarrollo que forjan sus vidas, el PNUD prevé el establecimiento de un mundo más incluyente, sostenible y resiliente. 2

Hoy es el Día Internacional de la Mujer, que este año está dedicado al tema «Empoderando a las mujeres, empoderando a la humanidad: ¡Imagínalo!» Les invito a que me acompañen para apoyar este llamamiento a cumplir las promesas contraídas en Beijing hace 20 años, y crear un mundo en el que todas las mujeres y las niñas tengan la oportunidad de alcanzar su potencial pleno y gozar de los mismos derechos y condición.

Helen Clark es la Administradora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y ex Primera Ministra de Nueva Zelanda.

 

 

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