- América Latina Genera entrevista a Caterina Costa de García, Presidenta de la Cámara de Industrias de Guayaquil para el boletín del mes de julio sobre el empoderamiento económico de las mujeres.
Biografía:
Esposa de Luis Eduardo y mamá de María Gabriela (22), Luis Eduardo (17) y Juan Sebastián (9). Es la primera mujer presidenta de la Cámara de Industrias de Guayaquil.
Abogada graduada en la Universidad Católica. Máster en Derecho Comparado en New York University y en Administración de Negocios de la Universidad Federico Santa María. Realizó un programa de Macroeconomía para Negociaciones Sociales en la OIT y otro programa de IDE con el BID de Formación de Mujeres para un Gobierno Corporativo.
Incursionó en la actividad gremial hace más de 20 años. Es miembro del directorio de la Asociación Ecuatoriana de Plásticos – ASEPLAS, en donde también desempeñó el cargo de presidenta, así como en la Asociación Latinoamericana de Plásticos – ALIPLAST y Vicepresidente del Comité Empresarial Ecuatoriano.
Actualmente es vicepresidenta de Poligrup S. A. empresa con más de 40 años en la fabricación de productos plásticos para el sector productivo y en la fibra de vidrio para la industria eólica. En lo social hace voluntariado en Fundación Niños con Futuro, que da educación a niños en situación de riesgo y en APROFE que se preocupa de la salud de la mujer y su familia.
Entrevista:
- ¿Por qué es relevante avanzar la igualdad de género en el mundo empresarial? ¿Qué oportunidades o desafíos persisten?
Los diferentes organismos nacionales e internacionales que analizan todo tipo de cifras económicas, cuando evalúan la situación de la mujer, llegan a las mismas conclusiones con relación a las grandes oportunidades que existen de darse su inserción igualitaria en el mundo empresarial; sin embargo, aceptando que hay importantes avances, también reconocen que al ritmo actual nos tomaría más de 200 años cerrar la brecha económica de género.
Sabemos por estudios del Mckinsey Global Institute que, si las mujeres estuvieran en el mercado laboral en iguales condiciones que los hombres, esto es, con la misma tasa de participación, horas de trabajo y cargos ocupados, el PIB global se incrementaría en 28 billones de dólares para el año 2025; y, que esto significaría un impacto económico para cada país del planeta. De lo antedicho y a manera de ejemplo, me permito visualizar su efecto en algunos de los países mencionados como Egipto con un crecimiento del 34%, Emiratos Árabes Unidos 12%, Japón 9% y, el propio Estados Unidos 5%.
El Foro Económico Mundial, en su Índice Global de la Brecha de Género del 2017, a la vez que presenta un sinnúmero de datos preocupantes sobre esta temática, nos da cifras claras que deberían motivarnos a trabajar seriamente en favor de la incorporación de un número mucho mayor de mujeres a múltiples espacios empresariales donde su aporte sería extremadamente beneficioso, confirmando posiciones como la de Pamela Cox, ex Vicepresidenta del Banco Mundial, quien hace más de diez años dijo al mundo que “promover el empoderamiento económico de la mujer no sólo es justo, sino también inteligente.”
2. ¿Es posible soñar con un futuro igualitario para las mujeres? ¿Qué puede hacer el sector privado para avanzar la igualdad de género en el mundo empresarial?
Un futuro igualitario para las mujeres ya no es un sueño, es un compromiso global promovido en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Quienes creemos que la humanidad requiere redireccionar su rumbo, vemos al ODS 5 de una forma transversal, ya que su impacto alcanza otras aspiraciones de la Agenda 2030, tales como el fin de la pobreza, hambre cero, salud y bienestar, educación de calidad, trabajo decente y crecimiento económico, reducción de las desigualdades, entre otros.
El sector privado reconoce que las compañías que tienen un mayor número de mujeres en posiciones directivas presentan mejores resultados en sus indicadores financieros, justamente por la diversidad que conlleva su liderazgo.
Conscientes de esta realidad, la equidad de género ha pasado de ser un objetivo, a ser una condición para el desarrollo empresarial que impacta todas las esferas de la sociedad.
Ciertamente que la menor participación femenina en el ámbito laboral no sólo se constituye en un problema de las mujeres, sino que contribuye a otras situaciones indeseables como talento humano no aprovechado (debido a las mujeres que no se incorporan a la fuerza laboral); e, impide que la capacidad adquisitiva de la población en general sea mayor, dado que sólo las mujeres con empleo adecuado (una de cada tres) perciben un salario igual o superior al básico, mientras que para el resto o se encuentran en situación de desempleo o participan en actividades de empleo inadecuado con una remuneración muy inferior.
Todo esto, ha provocado que cada vez más empresas y organizaciones busquen herramientas que les ayuden a superar esta problemática, considerando muy importante su adhesión a los “Principios para el Empoderamiento de las Mujeres” de la ONU, por ejemplo.
3. ¿Qué están haciendo desde su organización para avanzar la igualdad?
La Cámara de Industrias de Guayaquil busca participar en todas las propuestas y espacios que nos permitan hacer un cambio. En nuestro país somos parte del Pacto Global Red Ecuador y de CEMDES, impulsando y promoviendo todas sus iniciativas hacia el sector empresarial. También apoyamos el Proyecto Ecuador 2030 que fue creado por y para el sector productivo, de tal manera que éste pueda identificar las acciones que requiere para lograr su sostenibilidad en todos los campos.
Como gremio empresarial tenemos una hoja de ruta que incluye, entre otras:
- Alianzas estratégicas con instituciones que promueven la participación de la mujer;
- Visibilización y promoción de las buenas prácticas de nuestros socios;
- Participación en premios tales como “El Talento No Tiene Género” de Women for Women Ecuador y la Cámara de Industrias y Producción;
- Rol activo en foros de universidades, instituciones públicas, ONG’s, etc. tanto a nivel nacional como internacional;
- Capacitaciones desarrolladas en la propia institución;
- Difusión de la temática (con enfoque cuantitativo y cualitativo) en los distintos medios de comunicación;
- Apoyo a organizaciones que promueven el liderazgo de niñas que provienen de entornos vulnerables.