No ha habido revoluciones en la historia sin su correspondiente radicalización feminista debido a que el cuestionamiento del poder establecido da lugar a la visibilización de antiguas opresiones. Estamos terminando la primera década del Siglo XXI con una América Latina que ha revitalizado la utopía, plantea y propone al mundo alternativas para el logro de sociedades más igualitarias, equitativas y democráticas, sin pobreza y sin opresiones y construye una integración regional, basada en intercambio humano y potenciadora de capacidades y posibilidades emancipadoras. | Autoría:
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