El sector privado, en conjunto con los Gobiernos, la sociedad civil y la cooperación internacional, pueden ser un motor central para el cambio cultural y estructural en pos de la igualdad y la no discriminación al mismo tiempo de impulsar una agenda innovadora de inclusión e igualdad como fuente de crecimiento. Este es un llamado de la nueva Agenda de Desarrollo Sostenible 2030.

Hoy muchas empresas han comprobado que la igualdad de género es «un buen negocio». Actuar en concordancia con compromisos internacionales como la CEDAW, los Convenios de OIT, los Principios de Empoderamiento de la Mujer (WEPs), la Agenda 2030 y los recientemente aprobados Objetivos de Desarrollo Sostenible (UNGA Septiembre 2015), trae consigo mejoras del clima laboral, avances en los procesos de la producción e innovación, mayor eficiencia en la toma de decisiones, entre otros.

Una empresa que incorpore el enfoque de género en su cultura y estructura organizacional hará uso de las competencias, los saberes y el conocimiento tácito de empleados y empleadas para producir y comercializar bienes y servicios que sean altamente diferenciados por su calidad y singularidad.

El PNUD junto con diferentes programas de Gobierno, apoya la implementación de diversas herramientas que le permiten a la empresa privada ponerse las gafas de género, comprender la importancia de la igualdad y la no discriminación dentro del entorno organizacional y conocer e implementar metodologías estructuradas que llevan a crear políticas internas y a implementar acciones concretas con miras al cierre de brechas de género.

 

 

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