La representante especial del secretario general de la ONU sobre violencia sexual en conflictos, Zainab Hawa Bangura, visitó desde el viernes 27 de febrero y durante 4 días Colombia, en donde se reunió con grupos de mujeres víctimas de la confrontación armada. Con esa iniciativa el Gobierno busca generar espacios de construcción, diálogo y fortalecimiento del proyecto de vida de las mujeres, con enfoque en sus derechos, como parte de su proceso de reparación integral.
Bangura visitó el departamento del Chocó (oeste), uno de los más pobres del país y que más ha padecido las consecuencias del conflicto armado, y se reunió con representantes de varios sectores del Gobierno y de la ONU.
La representante especial del secretario general de la ONU sobre violencia sexual en conflictos, Zainab Hawa Bangura, visitó desde el viernes 27 de febrero y durante 4 días Colombia, en donde se reunió con grupos de mujeres víctimas de la confrontación armada. Con esa iniciativa el Gobierno busca generar espacios de construcción, diálogo y fortalecimiento del proyecto de vida de las mujeres, con enfoque en sus derechos, como parte de su proceso de reparación integral.
Bangura visitó el departamento del Chocó (oeste), uno de los más pobres del país y que más ha padecido las consecuencias del conflicto armado, y se reunió con representantes de varios sectores del Gobierno y de la ONU.
En Quibdó, capital del Chocó, la representante tuvo un encuentro con mujeres que han sufrido agresiones durante el conflicto armado y que ahora hacen parte de la «Estrategia de reparación integral a mujeres víctimas de violencia sexual».
Durante la rueda de prensa la Representante destacó iniciativas que se han desarrollado para hacer frente a la violencia sexual en Colombia representan importantes innovaciones, entre las que se encuentran, la adopción de legislaciones pioneras como la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, 1448 de 2011, así como la Ley 1719 de 2014 que representa un parteaguas para garantizar el acceso a la justicia para las víctimas de violencia sexual y que identifica la violencia sexual como un «crimen contra la humanidad».
Bangura también resaltó que quedan desafíos claros para el país como es convertir la clara resolución de las autoridades en soluciones tangibles para las comunidades donde este crimen continúa ocurriendo – protección para las mujeres y niñas pobres y sin educación que son especialmente vulnerables; para las y los miembros de minorías étnicas y de otros órdenes; para las y los líderes de la sociedad civil y para las y los defensores de derechos humanos que están entre aquellos que representan un blanco fácil.
Uno de los aspectos que más destaco Bangura fue el «silencio» que continua sobrevolando estos crímenes: «de mis conversaciones con sobrevivientes de diferentes partes del país es evidente que una cultura profunda de silencio y negación todavía existe. Las y los miembros de la Corte Colombiana Constitucional con quienes me reuní se refirieron a los actos de violencia sexual como crímenes «inconfesables»; citaron el ejemplo de un famoso paramilitar que confesó el asesinato de más de 200 personas; pero cuando le preguntaron si había violado mujeres, guardó silencio. Romper el silencio sobre la violencia sexual en Colombia debe ser un esfuerzo consciente y representa un paso crítico hacia delante para erradicar este flagelo.»
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