Análisis del Proyecto Regional Infosegura del PNUD-RBLAC de los datos preliminares sobre muertes violentas durante 2018 en la región de Centroamérica y República Dominicana.
La buena noticia: la subregión formada por los países socios del Proyecto Regional Infosegura[i]reportó en 2018 una reducción de 1,521 muertes violentas. En consecuencia, la tasa de muertes violentas por cada 100 mil habitantes también mantuvo su tendencia a la baja a un ritmo aproximado de 4.7 puntos por año desde 2015, llegando en 2018 a 26.6, a solo 4.5 puntos de la tasa latinoamericana (22.1).
Esto significa un avance sostenido para alcanzar la primera meta que plantea el Objetivos de Desarrollo Sostenible 16 (ODS 16) y su indicador 16.1.1 referido al número de víctimas de homicidios dolosos por cada 100.000 habitantes, por grupo de edad y sexo.
En esta línea, la foto de conjunto es alentadora para esta subregión, se trata de la tasa más baja en la presente década, que alcanzó un pico de 46.4 en 2011. Tras esta tendencia están los esfuerzos que cada país ha realizado para enfrentar los desafíos en seguridad ciudadana propios de cada uno. Las intervenciones con enfoque territorial y multidimensional ha sido un factor común, así como el fortalecimiento de capacidades en la gestión de información sobre seguridad ciudadana, que ha permitido no solo tener datos más confiables, sino el uso de estos datos para fundamentar políticas públicas y la correspondiente evaluación y monitoreo de estas.
Al analizar el comportamiento por país de los mismos indicadores, se observa que también hay una tendencia sostenida a la baja, con cierta contundencia en El Salvador, que redujo en 9.8 puntos, pero manteniéndose como las más alta del continente con 50.3. Belice, que entre 2015 y 2017 mostró una ligera tendencia al alza, logro revertir dicha tendencia, pero se mantiene como la tercera más alta (35.9), debajo de Honduras (40.7) que luego de un descenso de más 15 puntos entre 2016 y 2017, se estabilizó con una reducción de 2.9 para 2018. Por su parte, Guatemala con 22.4 roza por primera vez la tasa latinoamericana de 22.1, bajo la cual solo se mantienen Costa Rica y República Dominicana con 11.7 y 13.6 respectivamente.
En perspectiva continental, cuatro de los países de la subregión se ubican entre los 10 países con la tasa más alta, y El Salvador (50.3) se mantienen con la mayor desde 2015.
En cuando a la incidencia de muertes violentas diferenciada por sexo, en conjunto, desde 2015, esta subregión muestra también un descenso en sus tasas por cada 100 mil habitantes tanto para hombres como para mujeres. Las tasas de 2018 representan las más bajas en lo que va de esta década, indicando 47.7 para hombres y 6.5 para mujeres.
Al observar los datos anteriores, en este comportamiento destaca el hecho de que la reducción anual de la tasa desde 2015 ha sido más pronunciada para los hombres que para las mujeres, es decir, el riesgo de violencia letal baja a un ritmo más lento para las mujeres. Esto se manifiesta también en la evolución del porcentaje anual de participación de mujeres víctimas en el total. La misma tendencia siguen individualmente la mayoría de los países de la subregión para hombre y mujeres, sin embargo, para las mujeres Belice sube de 5.2 a 9.5, y Costa Rica muestra una leve alza de 2.3 a 2.6
Estos primeros datos sobre el cierre de 2018 muestran como la región registró una reducción en muertes violentas, sin embargo, aún presenta los más altos índices de violencia en el continente. Es importante destacar que las experiencias que contribuyeron a la reducción de la incidencia delictiva se relacionan fundamentalmente con el fortalecimiento institucional y la implementación de políticas integrales con énfasis en la prevención, con visión territorial, enfoque de género y de derechos. Los avances registrados son importantes, pero también son frágiles y de no profundizarse, ampliarse y complementarse con otras intervenciones de desarrollo y protección, existe un riesgo de retroceder e incluso de potenciar conflictos mayores.