Autores:
José Cruz Osorio – Gerente del Centro Regional del PNUD para América Latina y el Caribe
Sebastián Essayag – Especialista en Políticas de Género para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas del PNUD para América Latina y el Caribe
La violencia contra las mujeres y las niñas, incluida su expresión más fatal, la muerte violenta por razones de género, femicidio/feminicidio, es un grave problema social y multicausal con consecuencias nefastas para las mujeres, niñas e identidades sexo-genéricas[1] con impactos negativos para las comunidades y Estados. A pesar de los avances logrados en la región, aún cuenta con una alta impunidad y tolerancia política y social, y las víctimas o sobrevivientes, especialmente aquellas en situación de vulnerabilidad[2], siguen teniendo dificultades para acceder a la justicia y a servicios de atención de calidad.
En América Latina y el Caribe (ALC), el femicidio/feminicidio, continúa siendo un problema que afecta a miles de mujeres y niñas cada año. Según datos de 2020 del Observatorio de Igualdad de Género de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL) en América Latina, las tres tasas más elevadas de femicidio/feminicidio se registran en Honduras (4,7 por cada 100.000 mujeres), la República Dominicana (2,4 por cada 100.000 mujeres) y El Salvador (2,1 por cada 100.000 mujeres) a pesar de que se observa una disminución de estas cifras con respecto al año anterior.
Desde el PNUD hemos profundizado el conocimiento en otros ámbitos y dimensiones en los que la pobreza estructural, la desigualdad, el uso cotidiano de armas, las dinámicas del crimen organizado, la violencia crónica y la ausencia y/o debilidad de las respuestas institucionales, entre otros aspectos, refuerzan procesos violentos que afectan en forma diferenciada la vida de las mujeres, niñas y adolescentes e identidades sexo-genéricas en sus territorios como así también en sus experiencias de movilidad humana.
Compartimos seis aprendizajes en clave multidimensional para el análisis de este flagelo a partir de estudios sobre femicidios/feminicidios en contextos de alta vulnerabilidad social en América Latina elaborados por PNUD junto a socios implementadores y expertas en la materia en el marco del Programa Regional de la Iniciativa Spotlight.
- Las relaciones entre la violencia contra las mujeres y niñas y el femicidio/feminicidio con los procesos de movilidad humana. La pobreza, la violencia y la inseguridad expulsan a las mujeres y niñas de sus países de origen y las exponen a la violencia de género, potencia su vulnerabilidad ante actividades delictivas y limita su acceso a los sistemas de justicia. En estas circunstancias, las mujeres tienen menos acceso a redes de apoyo, más aún si viven en condiciones de pobreza, provienen de zonas rurales o tienen menores niveles de educación, quedando expuestas a la violencia sexual, la xenofobia, el aislamiento cultural y lingüístico, etc.
- Las relaciones entre la violencia contra las mujeres y niñas y el femicidio/feminicidio, la violencia social y el crimen organizado. La violencia crónica y el crimen organizado generan situaciones de peligro en las que las mujeres sufren en mayor grado diferentes formas de violencia de género. La trata de personas, la violencia sexual, el trabajo forzoso, la extorsión y el secuestro exprés son formas de violencia de género habituales en el camino por la impunidad de los grupos delictivos y la falta de protección estatal.
- Las relaciones entre la violencia contra las mujeres y niñas y el femicidio/feminicidio y las desigualdades multidimensionales. Las condiciones de vida de las mujeres y niñas con desventajas interseccionales se han deteriorado aún más como producto de la pobreza multidimensional y los efectos de la pandemia de la COVID-19 que ahondaron la pobreza y la desigualdad estructural, y sumaron el aumento de la violencia de género, el debilitamiento de las redes de protección, con la contracara del fortalecimiento del poder criminal, el aumento de la precariedad laboral y de los trabajos de cuidado, entre otros retos.
- Las relaciones entre la legislación sobre la violencia contra las mujeres y niñas y el femicidio/feminicidio y los sistemas de justicia. En las últimas décadas la legislación de 17 países de la región ha sido reformada para responder a la violencia por razones de género e incorporar la figura del femicidio/feminicidio. Sin embargo, y a pesar de los avances normativos, es necesario revisar el rol de la justicia en los casos de femicidio/feminicidio. El sector justicia debe fortalecerse y adoptar un enfoque de género, interseccional, multicultural y con énfasis en proteger los derechos humanos.
- Las relaciones entre la trata y las desapariciones de mujeres y niñas y los femicidios/feminicidios. La trata y la desaparición de mujeres y niñas comparten con el femicidio/feminicidio el hecho de ser expresiones extremas de violencia por razones de género por sus relaciones causales, factores de riesgo, de concurrencia y conexidad. La trata de personas, al ser un delito continuado y de peligro, puede utilizar como acción o medio para sus fines la desaparición de mujeres y niñas e incluso el femicidio/feminicidio.
- La forma de registrar y analizar los datos disponibles sobre las violencias de género, incluido el femicidio/feminicidio, influyen en el mejoramiento de las políticas públicas y las vidas de las mujeres y las niñas. Los datos sobre violencia contra las mujeres y las niñas y femicidios/feminicidios no son meramente cifras: reflejan vidas, historias y problemas que no se reducen a una dimensión individual. La región requiere mejorar la calidad y disponibilidad de los datos sobre las violencias de género; lograr coherencia entre marcos normativos, arquitectura institucional y medición y fortalecer las capacidades estatales para su homologación, trazabilidad y comparabilidad.
Desde PNUD les invitamos a seguir aunando esfuerzos nacionales, regionales e internacionales para la prevención y eliminación de las diversas formas de violencia contra las mujeres y las niñas, incluido el femicidio/feminicidio, tanto en el ámbito público como en el privado y resignificar las masculinidades hegemónicas que tanto daño han hecho.
[1] La violencia de género afecta también a las personas LGBTIQ+ siendo algunas de sus expresiones más extremas los travesticidios y transfemicidios.
[2] El enfoque interseccional es una herramienta analítica para identificar la violencia que sufren las mujeres considerando intersecciones identitarias que las afectan de manera diferenciada como su identidad de género, raza, etnia, orientación sexual, edad, nivel educacional, entre otras.