El trabajo del campo tradicionalmente era percibido como una actividad mayoritariamente masculina. A las mujeres, por lo general, les tocaba cuidar de los hijos y del hogar. Hoy esto ha cambiado. La realidad nos muestra una diversidad inmensa de roles que ellas cumplen; tanto en el campo como en la ciudad.

Conscientes de esta nueva y desafiante coyuntura para las mujeres del campo, Green Chaco, proyecto liderado por el MADES e implementado por el PNUD con financiamiento del FMAM, busca ofrecer oportunidades de diálogo y capacitación que les ayuden a estar siempre a la altura de las tareas y exigencias que les competen.

La Plataforma de Mujeres Lideres de la Cadena de Producción de Carne Sostenible es una iniciativa de este proyecto que pretende visibilizar los múltiples roles que cumplen las mujeres en la cadena productiva, propiciando un espacio seguro para conversar y dar valor al trabajo de cada mujer, transformando el “yo soy ama de casa nomás” a un “yo soy productora, llevo adelante el hogar y cuido de mi familia”. En estos espacios de diálogo se sienten seguras de compartir sus miedos y logros; saben que no están solas y esto ayuda y motiva a otras mujeres.

Green Chaco también trabaja ofreciendo espacios de capacitación en distintos temas relacionados con la producción sostenible, virtuales y en terreno. Una de las capacitaciones abarca la creación de una estrategia forrajera en el Chaco, apoyada en la fuerza de las mujeres de las comunidades para su implementación.

Esta propuesta y este enfoque cobra cada vez más importancia, en particular luego de conversaciones con mujeres del Chaco en las que exponen su desvalorización al trabajo del hogar y a la vez la invisibilización de sus tareas en el campo. “Yo soy ama de casa nomás», mencionaban al mismo tiempo en que contaban que se encargaban también del manejo de cabras, ovejas y ganado mayor; además de las tareas de cuidado de los niños y del hogar

Y así es como muchas veces el rol de la mujer en la cadena de producción se vuelve invisible; tan invisible que ni siquiera las propias mujeres que lideran el proceso se dan cuenta de la importante y gran labor que desempeñan.

La discriminación es otro elemento destacado por las mujeres productoras. Cuando asumen tareas como costureras, hacen manualidades o cuidan sus huertas son más aceptadas y reconocidas; pero esto cambia si tienen su propia granjita, cabras, ovejas, vacas. No cabe aún, aparentemente, que una mujer pueda ocupar espacios que tradicionalmente fueron exclusivos para hombres.

El empoderamiento de las mujeres y la aceptación de nuevos roles para ellas en el campo requiere de un autoconocimiento y aceptación más profundos. La posibilidad de encontrarse con sus pares en espacios de reflexión y diálogo, la oportunidad de compartir experiencias, el mejor y más oportuno conocimiento del aporte que cada una ellas realizan con sus tareas para el logro de los objetivos de desarrollo sostenible; son fundamentales para este cambio de perspectiva, tan necesaria para el desarrollo en el campo.

El Chaco reúne las condiciones para generar alternativas innovadoras, participativas e incluyentes. Apostemos a soluciones basadas en la naturaleza y apoyemos el empoderamiento de las mujeres, en casa, en nuestras comunidades y en nuestros lugares de trabajo. Esta es la mejor alternativa para asegurar un futuro sostenible, sin dejar a nadie atrás.