La construcción de sociedades inclusivas que aseguren espacios cívicos para la participación de las juventudes es un reto que nos convoca a todos, tomando como marco el compromiso que supone la implementación de la Agenda 2030. Desde el Centro Regional del PNUD para América Latina y Caribe la inclusión y reconocimiento de las voces de las juventudes en espacios políticos, formales de reflexión sobre el desarrollo, es reconocido como un valor agregado para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. De allí la apuesta de organizar interagencialmente, junto a ONU Mujeres, UNFPA, UNICEF y ONU SIDA, una Consulta Regional Juventud Beijing +25, en el marco de la Conferencia Regional de la Mujer en el mes de enero pasado. Esta iniciativa permitió la reflexión de un grupo de jóvenes mujeres quienes desde sus diferentes identidades y visiones aportaron al debate de la lucha y conquista de derechos de las mujeres 25 años después de Beijing; proyectando también eso que debe ser atendido en el siguiente ciclo de 25 años. La consulta, que facilitó diálogos intergeneracionales e incluso, el intercambio con actores políticos, como la Vicepresidenta de Costa Rica, permitió la elaboración y lectura de una declaración, en la que las juventudes participantes de la consulta expresaron los siguientes desafíos:

 

  1. Reconocer, incentivar y legitimar las diversas formas de ser desde una perspectiva integral de derechos humanos, construyendo procesos de cooperación y articulación que valoricen las diversidades de las personas y fomenten la equidad para todas
  2. Articular acciones en conjunto entre Estados, ONGs, sociedad civil y sector privado, para el cuidado del medio ambiente de forma interseccional y sostenible; asegurando una producción y consumos sustentables, y garantizando la protección de las defensoras del territorio y los recursos naturales.

 

Elevando también demandas a diferentes actores, entre ellos a Organismos Internacionales y al Sistema de Naciones Unidas, a quienes solicitaron, entre otras cuestiones, apoyar a la sociedad civil en la defensa de derechos humanos y derechos sexuales y reproductivos; reconocer y rechazar categóricamente la violencia a líderes y lideresas sociales; establecer procesos de formación para la incidencia en su mecanismo de Naciones Unidas especialmente a la niñez y juventud, desde un lugar real y no solo consultivo.

La consulta forma parte de una serie de eventos que buscan asegurar espacios de discusión que propicien la incorporación de voces, visiones y cosmovisiones que grupos de jóvenes a nivel regional, a la discusión política en torno a la Plataforma Beijing +25.