El tema de este año para el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, “Responder al llamado a poner fin a la pobreza: una vía hacia sociedades pacíficas e inclusivas”, celebra el 25 aniversario de la creación de este día internacional y de la idea de fondo: que el hambre, la falta de educación y la violencia no son inevitables, y que la pobreza extrema debe ser algo que todos tratemos de erradicar.
Hemos hecho progresos considerables en lo relativo a la erradicación de la pobreza en las últimas dos décadas y, sin embargo, a pesar de la riqueza mundial sin precedentes y del progreso en materia de desarrollo humano, las crecientes desigualdades y la constante pobreza aún presentan desafíos fundamentales para todo el mundo. Una de cada 10 personas del mundo vive con menos de $1.90 por día y ocho personas del mundo tienen tanta riqueza como la mitad de la población mundial.
La adopción hace dos años de la Agenda 2030 y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible ofrece una oportunidad ideal de ocuparse de esta situación. El primer Objetivo de Desarrollo Sostenible, ODS1, nos pide erradicar la pobreza en todas sus formas y en todos los países para 2030. Estas formas pueden incluir el hambre y la desnutrición, el acceso limitado a la educación y a otros servicios básicos, la discriminación social y la exclusión, así como la falta de participación en la toma de decisiones.
La Agenda 2030 es una agenda de desarrollo universal que, por primera vez, reconoce que los pobres viven tanto en los países pobres como en los ricos, y que las acciones que se toman en una parte del mundo pueden tener consecuencias profundas y de largo alcance en otra parte del mundo. Reconoce que las naciones dependen unas de otras y que deben trabajar juntas para resolver los problemas más serios del mundo.
La erradicación de la pobreza requiere un crecimiento económico que sea inclusivo y sostenible. Ello quiere decir que hay que estimular los sectores económicos allí donde trabajan los pobres, hay que invertir en infraestructuras sociales y físicas de calidad allí donde viven los pobres, y hay que ofrecer los niveles esenciales mínimos de los servicios básicos en lo referente a salud, educación, acceso al agua potable y saneamiento en esas áreas. También quiere decir que hay que abordar los motores subyacentes de la agitación y de los conflictos sociales, y de las crecientes tensiones causadas por los escasos recursos naturales de los que dependen los pobres.
Para que las personas salgan de la pobreza y se mantengan fuera de ella, los sistemas de protección social bien calibrados pueden ser poderosos instrumentos para proteger a los grupos más vulnerables y marginados de los impactos como el clima extremo, las pandemias y las crisis económicas que los pueden llevar a recaer en la pobreza.
En este Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza celebremos el éxito que han tenido muchos países sacando a muchas personas de la pobreza, y volvámonos a comprometer a erradicar la pobreza durante nuestra generación.