En el Perú, siete de cada 10 mujeres han sufrido algún tipo violencia por parte de su pareja alguna vez en su vida (INEI, 2019) y en los últimos 10 años el feminicidio se ha llevado la vida de más de 1 200 mujeres (MIMP, 2019).

Frente a esta realidad, la ciudadanía puede aportar al cambio desde la generación de redes de apoyo comunitario, las cuales cobran relevancia en este tema si sabemos que el 45% de mujeres que han sufrido violencia buscan ayuda en personas cercanas y solo el 29% recurre a una institución (INEI, 2019). La ciudadanía organizada e informada tiene un gran potencial de desarrollo desde pequeñas iniciativas en red.

Por ello, en marzo de este año, la Municipalidad de San Martín de Porres organizó la creación de la red comunitaria Brigadistas en Acción Contra la Violencia; una plataforma de integración social entre población peruana y migrantes venezolanos que, en alianza con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), trabaja con un objetivo en común: la erradicación de la violencia contra la mujer.

Esta red comunitaria en San Martín de Porres cuenta con más de 200 brigadistas. Carmen y Sonia son peruanas, viven en el distrito desde hace muchos años y han conocido muchos casos de violencia contra la mujer. Edith y Sally son dos adolescentes migrantes que llegaron al Perú a inicios de este año. La participación de estas jóvenes es fundamental, teniendo en cuenta que una de cada cinco adolescentes migrantes venezolanas han sufrido acoso sexual en el Perú (INEI, 2019). Existen diferencias entre ellas en términos generacionales o del lugar de nacimiento, pero su aporte a la lucha contra la violencia a la mujer las une y trasciende fronteras.

 

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“Comenzamos el voluntariado como un grupo de mujeres con amigas en común. Después vino la Brigada y a través de ella nos capacitamos, pero quien quiere colaborar lo hace con lo que puede, sobre todo a las mujeres porque están expuestas al abandono y al maltrato”. Para Carmen Castillo, vecina de San Martín de Porres desde hace 30 años, las mujeres y los jóvenes frente a una situación de violencia no saben dónde recurrir, no tienen información.

En el caso de Sonia Romero, abogada y madre de familia que vive en el distrito desde hace 14 años. “Ayudar en estos casos nos hace más humanos. Tengo varios años viendo casos sociales sobre todo de niños, mujeres y ancianos que han sufrido violencia, por eso me llamaron a la Brigada. Yo me motivé porque tengo una hija con una discapacidad intelectual y he conocido casos de madres con hijos con esta discapacidad que sufren violencia por parte de sus parejas”.

“Entré como Brigadista porque veía las noticias de violencia contra la mujer y cuando me contaron que podía ayudarlas me motivé a hacerlo”. Oriana Torres es una adolescente venezolana que llegó al Perú a inicios de este año, ella ahora tiene la posibilidad de informar a sus compañeras sobre qué hacer o a dónde ir, pues señala que también hay casos de violencia contra la mujer en la escuela. Su compañera de estudios Eduary Villavicencio también es migrante venezolana y ella se motivó a ser brigadista porque antes, al presenciar un maltrato, no supo cómo ayudar; ahora se siente en la capacidad de hacerlo “Por ejemplo, ya sé que hay una línea 100 de ayuda y nos dan información y capacitaciones en la brigada”.

 

 

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El apoyo a las brigadistas desde el PNUD, a través del proyecto Oportunidades Sin Fronteras, busca aportar a la integración social en el distrito que concentra la mayor cantidad de migrantes venezolanos en nuestro país y el tercer distrito a nivel nacional con mayor cantidad de feminicidios acumulados entre los años 2015 y 2018 (INEI, 2019). Así, el PNUD, en alianza con la Brigada, trabaja para la construcción de un territorio común y menos violento, con personas que se unen para un mismo objetivo y en un mismo territorio que hoy las alberga.

 

Fuente: //medium.com/@PNUDperu/violencia-contra-la-mujer-nuevas-acciones-para-erradicarla-9890820aaacb