En las dos últimas décadas y media los países del Cono Sur realizaron avances importantes
para el reconocimiento de los derechos de las trabajadoras del hogar remuneradas, luego de
un extenso período de ausencia de reformas legales orientadas a erradicar la discriminación
que afecta en gran medida a uno de los principales empleos de las mujeres de la región.

Uno de los pilares fundamentales de este progreso consiste en la reconstrucción y la expansión del sujeto político que reivindica estos derechos: las organizaciones de trabajadoras domésticas o del hogar . A pesar del tamaño del sector, dar este paso clave no resultó fácil. En promedio,
un 6,7% de la población económicamente activa (PEA) urbana de los países analizados
realiza trabajos domésticos remunerados, y en diversos estudios se señala que más del 90% de
quienes se desempeñan como trabajadores del hogar son mujeres.

Ellas conforman, en promedio, el 14,95% de la PEA femenina urbana ocupada. Si bien la responsabilidad de la reproducción social y del sustento de la vida económica, social y política de los países de la región recae sobre muchas de estas mujeres, ello no ha impedido que sus derechos laborales se vieran restringidos durante siglos, ni que el trabajo por ellas realizado, muchas veces en condiciones de explotación, fuera frecuentemente invisible a los ojos de la sociedad.

Autoría:
Lilian Soto

 

Editorial:
Mariana Enghel

 

País:
El Salvador

 

Año:
2016

 

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