Panamá. Junio 2016. El Consejo Agropecuario Centroamericano, CAC, apoyado por agencias del sistema de Naciones Unidas como FAO, CEPAL, UNEP y otras organizaciones (CATIE, CCAFS-CIAT, IICA, UCI. Está poniendo en marcha un sistema de Formación en Resilencia. El PNUD a través del Área de Género ha apoyado para la transversalización de la perspectiva de género en todos los contenidos y plataforma.

 

 

Los días 15, 16 y 17 de junio en Panamá se ha desarrollado el Sistema de Formación en Resiliencia coordinado por el Grupo Técnico de Cambio Climático y Gestión Integral del Riesgo dentro del Consejo Agropecuario Centroamericano (CAC) en vinculación con instancias estratégicas del Sistema de Integración Centroamericana (SICA).

El Sistema de Formación en Resiliencia consta de: i) una plataforma virtual vinculada a la red de comunicación especializada denominada ‘Red Agro y Clima’; ii) un Comité de Expertos/as (gobierno, sociedad civil y cooperantes), quienes apoyan la estructura, funcionamiento y seguimiento del Sistema de Formación; y, iii) el programa de formación en gestión del riesgo agroclimático que desarrolla capacitadores/as nacionales, capacitadores/as sub-nacionales y promotores/as locales; y, iv) un mecanismo de monitoreo y evaluación del Sistema.

El enfoque de género es un pilar fundamental para entender las causas estructurales de las condiciones de vida de las personas, sus capacidades, o dificultades para adaptarse al cambio climático y para garantizar su seguridad alimentaria. El enfoque de género supone una estrategia descriptiva, analítica y política es uno de los medios más importantes para trabajar la Igualdad. La igualdad entre mujeres y hombres es un prerrequisito indispensable para lograr un verdadero desarrollo humano que mejore efectivamente la vida y las oportunidades de las personas. Esto supone el pleno y universal derecho de hombres y mujeres al disfrute de la ciudadanía, no solamente política sino también civil y social. Y el medio para lograrlo es la equidad de género, entendida como la justicia en el tratamiento a mujeres y hombres de acuerdo a sus respectivas necesidades específicas.

Hemos identificado las inequidades de la región donde el ser mujer u hombre tiene marcadas diferencias, los roles que mujeres y hombres tienen por el hecho de serlo condiciona sus vulnerabilidades y sus capacidades y por ende su resiliencia ante los desastres y su capacidad o no de participar en la gestión de riesgos. El enfoque de género no es situación de las mujeres, como muchas veces se maneja, sino analizar, describir cómo son las relaciones entre las mujeres y los hombres, si estas relaciones son desiguales y porqué y cómo contribuir a hacerles más igualitarias.

El acceso desigual de las mujeres a los recursos y el control sobre los mismos en comparación con los hombres es una de las causas subyacentes del hambre mundial. Según la FAO, «el número de hambrientos podría reducirse en más de 100 millones de personas si se diese a las mujeres rurales el mismo acceso a los recursos que tienen los hombres». Sin embargo, no sólo el acceso es importante, también lo es el control sobre los recursos, como el otorgamiento de títulos de propiedad de la tierra y los derechos de tenencia. El razonamiento es que si las mujeres tuviesen un acceso a los recursos y un control sobre los mismos igual al de los hombres, habría mayores posibilidades de producir alimentos por parte de las mujeres. Las mujeres que tienen acceso a recursos de mayor calidad (y no sólo marginales) tienen una carga menor y pueden producir más.

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