El proyecto Pionero en Inserción Social es una iniciativa implementada por PNUD, OIM, UNICEF y USAID que tiene como objetivo diseñar y evaluar un modelo de inserción para personas jóvenes con antecedente de afiliación a pandillas. En su implementación, en atención a la legislación salvadoreña, se han priorizado dos poblaciones, personas retiradas de pandillas que han desistido de la violencia y el delito como medio de vida y jóvenes activos en pandillas que están internos en el centro de internamiento por haber sido encontrados responsables del cometimiento de delito bajo la Ley Penal Juvenil. De esta manera, se atienden a un grupo menor y otro mayor de edad.1

Las pandillas en El Salvador son constituidas prioritariamente por hombres, se estima que, durante la década del 2000, las pandillas que tienen más membresía (MS-13, El Barrio 18 Sureño y el Barrio 18 Revolucionarios) prohibieron el ingreso de mujeres a las pandillas, por tanto, no es extraño que, de los 170 beneficiarios directos del proyecto, únicamente 4 sean mujeres. A partir de ese momento, uno de los desafíos  del proyecto ha sido cómo incorporar la perspectiva de género a partir del mandato global de PNUD  el cual implica ser “una estrategia para conseguir que las preocupaciones y experiencias de las mujeres, al igual que las de los hombres, sean parte integrante en la elaboración, puesta en marcha, control y evaluación de las políticas y de los programas en todas las esferas políticas, económicas y sociales, de manera que estos puedan beneficiarse de ellos igualmente y no se perpetúe la desigualdad”.2

A partir de esta exclusión de las mujeres de la membresía pandillera, se realizó una revisión respecto a cómo incorporar la perspectiva de género en este escenario. Para definir el camino, se inició profundizado en las relaciones entre los miembros de pandilla y sus entornos. Recientes investigaciones sobre la evolución del fenómeno de las pandillas en El Salvador y la región del norte de Centroamérica, dan cuenta que dentro en los círculos de miembros de pandillas existen amplias relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres. Actualmente las mujeres que tienen vinculación con miembros de pandillas se encuentran cumpliendo con roles pasivos que tradicionalmente les han sido asignados por el sistema de dominación patriarcal; es decir, compañeras sexuales, cuido: crianza de los hijos, cocina, cuidar a los enfermos, visitar a los presos y servir de enlace entre la pandilla (ámbito privado) y el mundo exterior (ámbito «público») (Intearpeace, 2013). Además, dentro de las pandillas, se ha encontrado múltiples expresiones de odio y desprecio a las mujeres que en muchas ocasiones se transforman en feminicidios y abusos sexuales.

 

Ante este escenario, el proyecto ha desarrollado una estrategia que se basa en el  cierre de brechas de género existentes entre los beneficiarios y las personas de su círculo afectivo más cercano y su comunidad, en relación al nivel educativo, económico o social; creando una mayor conciencia sobre la violencia de género. Se incluye información y formación sobre sus derechos sexuales y reproductivos.  Esto se hace a través del desarrollo de talleres con círculos familiares y de pareja de los beneficiarios, tanto aquellos los que se encuentran en contexto de privación de libertad como los que están en libertad.

Otra  acción relevante de esta estrategia es apostarle al inicio de una construcción de nuevas masculinidades en los beneficiarios, esto supone la comprensión que el fenómeno de las pandillas, se construye  desde la construcción de masculinidades basadas en un modelo hegemónico sexista y desigual como factores que potencian la violencia pandilleril. A partir de ello, el proyecto ha incorporado un programa especializado en nuevas masculinidades que desarrolla un currículo que incluye temas como: construcción social de género, modelo hegemónico de masculinidades, roles y estereotipos de género, teoría sexo-género, ser hombre y mujer joven y adulto en El Salvador, mandatos de género para los hombres, economía del cuidado sistema patriarcal, situación de la violencia basada en género y feminicidio en El Salvador, autocuido, entre otros.

El proyecto está en fase de inicio, será objeto de evaluación de impacto, sus resultados son claves para la formulación de políticas públicas que desarrollen oportunidades de inserción social en el país.

 

 

 

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1La Legislación penal establece procesos judiciales diferenciados de acuerdo con la edad de la persona infractora, que también determinan procesos diferentes para la inserción social. Para adolescentes y jóvenes entre los 12 y 17 años encontrados responsables del cometimiento de un delito, el Sistema de Justicia Penal Juvenil, contempla la imposición de medidas en medio abierto y de manera excepcional el internamiento, mientras que para jóvenes entre 18 y 29 años se aplica el régimen penal común

 

2 (Definición adoptada por el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) en 1997).