En los últimos dos años, el mundo ha sido testigo de una crisis sin precedentes, originada por la pandemia del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, que ha tenido múltiples consecuencias interrelacionadas en el ámbito sanitario, social y económico. Si bien ha afectado a la población en general, sus efectos han sido diferenciados entre hombres y mujeres, exacerbando las brechas estructurales observadas bajo el enfoque de la interseccionalidad de género.
Bajo tales circunstancias, las mujeres han resultado afectadas de manera desproporcionada por muchos factores, entre los cuales destacan las medidas adoptadas por los gobiernos para contener la COVID-19, enfermedad causada por el SARS-CoV-2. En algunos países se constata que el confinamiento – por ejemplo- ha generado el incremento de la violencia doméstica y de género, así como una sobrecarga de las tareas del hogar y de cuidados, generando una recuperación más lenta para la incorporación de la población femenina al mercado laboral o, inclusive, provocando su inserción del mercado formal al informal.
El presente estudio realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) devela la importancia y la necesidad de contar con información desagregada, sobre este tema. La encuesta realizada a más de 1,200 hogares, a través de telefonía móvil en noviembre de 2020, y la información de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples de 2019, son insumos importantes que contribuyeron a dimensionar el impacto que la pandemia ha tenido en los hogares del país en cuanto a medios de vida, salud, trabajo de cuidados y del hogar; además de la conflictividad en las relaciones familiares